Más del 90 por ciento de los perros Bulldog nacen por cesárea. Las cabezas de los cachorros son tan grandes, que no es posible que pasen por el canal del parto. Presentan una gran incidencia de defectos congénitos, como tórax plano, problemas articulares y sus caritas arrugadas los predisponen a infecciones de piel y problemas oculares. Sus mandíbulas prógnatas también los convierten en candidatos para problemas dentales.
Pero sin duda, su mayor problema consiste en su cara “aplastada”, llamada braquicefálica, con el paladar elongado y las estrechas narinas (los orificios nasales), atributos que los hacen tan diferentes a sus ancestros.
La conformación de su hermosa y arrugada cara los hace jadear como loquitos al menor esfuerzo, babear como fuentes mientras duermen, atragantarse cuando comen y tener flatulencias todo el día, sin importar la dieta. Y desde luego, los predispone al muy peligroso golpe de calor.
Inicialmente, los científicos de la Universidad de Davis en California, entre ellos el doctor Pedersen, pensaron que para aminorar las características indeseables de la raza era necesario realizar una mejor selección de los ejemplares, evitando la consanguinidad y la fijación de los defectos congénitos hereditarios.
Sin embargo, al realizar estudios genéticos en más de 100 perros, observaron que el grado de consanguinidad en esta raza es tan alto, que no podrán sobrevivir a largo plazo, a menos que se inicie un cruzamiento con otras razas de perros.
Cuando incluyó en el estudio ejemplares de otros países y continentes, encontró que son tan similares genéticamente como los hermanos de una camada. Al no haber diversidad genética, lo común es que nazcan con defectos genéticos y congénitos.
Según palabras del científico, el Bulldog Inglés es un perro totalmente diseñado por el humano, totalmente alejado de la naturaleza (Revista Canine Genetics and Epidemiology).
Actualmente, los Bulldog Inglés no viven mucho más de seis años. Sus problemas médicos requieren tratamientos costosos, por lo que muchos de ellos terminan sus vidas en albergues caninos o son sometidos a eutanasia. No pueden volar en avión, pues más de la mitad mueren durante el transporte.
Actualmente existen pruebas genéticas para determinar qué enfermedades pueden transmitir los padres a sus hijos, pero la mayoría de los criadores no las realizan.
Por estas razones, te invito a tomar conciencia. La crianza de perros puede ser ética y responsable y generar perros sanos y felices. En el caso del Bulldog, esa alternativa no existe.