¡Sí se pueden! Mucho se habla de la manera de educar a los niños y se piensa que a todos se les debe educar de la misma manera… hoy vamos a hablar sobre este tema.
Bienvenidos padres de familia a un espacio donde podrán encontrar consejos o una guía en la formación de sus pequeños.
Mi nombre es Gretty Valadez y soy psicóloga infantil, especialista en él área del aprendizaje y modificación conductual. El día de hoy vamos a platicar sobre un tema un poco controversial entre los padres de familia: ¿existen o se pueden establecer los límites personalizados?
Si tenemos en casa a dos o tres pequeños, cada uno de ellos es especial y único; y no solo por su físico o inclinación sobre gustos, sino también en sus formas de reaccionar ante las reglas o límites.
Por ello, la forma de comunicarse por parte de los padres hacía cada uno, debe ser diferente. Una consecuencia o “castigo” le hace efecto positivo a un niño a diferencia de su hermano mayor o menor, que lo puede tomar en forma agresiva. ¿A qué se debe esto? Estas diferentes reacciones se deben al temperamento.
El temperamento es la peculiaridad e intensidad individual de los afectos psíquicos y de la estructura dominante del humor y motivación. Es la manera natural con que un ser humano interactúa con el entorno. Es adquirido genéticamente y es por eso que también se relaciona con todas las sensaciones, emociones y los sentimientos.
Existen cuatro tipos principales de temperamento: el colérico, el sanguíneo, el flemático y el melancólico.
Generalmente perduran en un individuo dos de ellos.
1. El colérico. Es líder, rápido y muy activo en sus decisiones, es independiente y extrovertido, tiende a ser honesto y directo aunque algunos comentarios afecten a otras personas. Son niños rencorosos ante las consecuencias.
2. El sanguíneo. Es vivaz y alegre, les encanta ser el alma de la fiesta, es el más extrovertido, se caracteriza por ser sensibilidad y suelen ser niños distraídos.
3. El flemático. Es lento y equilibrado, realiza todo de manera tranquila, nunca pierde la compostura y nunca se enfada; suele ser muy apático, sin muchos dotes de liderazgo.
4. El melancólico. Es de muy alta sensibilidad emocionalmente, es introvertido. Y generalmente suele tener un nivel de inteligencia superior, le encanta el arte; son niños perfeccionistas y analíticos.
Tomando en cuenta lo anterior, se recomienda observar y conocer a cada uno de los integrantes de su familia y a través de dichas características aplicar las consecuencias y la forma de comunicarlas para que llegue el mensaje correcto.
La educación y el establecimiento de límites necesitan ser personalizados.
Reflexión:
“Si al colérico hay que calmarlo, al flemático hay que despertarlo. Si al sanguíneo hay que ayudarlo a que se enfoque, al melancólico hay que apoyarlo a valerse por sí mismo”.