El respeto dentro del aula significa aceptar las reglas y las normas que se han acordado y cuidar las instalaciones usándolas de manera correcta sin dañarlas, entre otras actitudes.
Si por ejemplo se insulta, menosprecia, se engaña o se grita sin motivo se pierde el respeto, y con ello, la escuela pierde fuerza a la hora de buscar su fin primordial que es la enseñanza de valores. Además la convivencia será caótica e insostenible y la educación será imposible.
Partimos de la base de que la familia debe ser la cuna del aprendizaje y el fomento del respeto. Si un niño no respeta a sus padres, será difícil que lo sienta por otras personas.
Para poder promover respeto en la escuela, los profesores y los directivos deben hacer cumplir las reglas estableciendo unos límites claros, escuchando a los padres y a los alumnos, negociando democráticamente con ellos y, sobre todo, sirviendo de ejemplo y modelo de comportamiento.
El respeto es algo mutuo, es decir, si el profesor no practica la tolerancia y la aceptación de las virtudes y defectos de sus alumnos difícilmente recibirá mensajes positivos y de respeto hacia él de los estudiantes.
Además, el profesor debe ser visto como un guía que sirve de apoyo a sus alumnos en el proceso de enseñanza y alejarse de la imagen de profesor autoritario al que se debe temer. El miedo es un sentimiento que dista mucho del respeto.
Para que el niño aprenda a respetar es importante que tanto la familia como los profesores en la escuela le enseñen a hacerlo desde el ejemplo para generar relaciones sanas y efectivas. No enseñarlo desde la imposición y actitudes estrictas. (De la Redacción/GRUPO CANTÓN)