Lila Córdova Torres sintió un dolor muy fuerte en el pecho mientras estaba de vacaciones. De regresó a casa detectó una bolita en su seno izquierdo y acudió al doctor.
Luego de varios exámenes que daban resultados negativos, por insistencia de su hija decidió realizarse un último donde no salió bien librada.
Se trataba de un tumor maligno en etapa avanzada que había crecido de cinco a ocho centímetros.
Fue el día de su cumpleaños que le confirmaron que se trataba de un cáncer de mama y que era necesario iniciar lo más pronto posible con las quimioterapias. Aprovechó que se reuniría con su familia ese día para celebrar y les dio la noticia.
Hoy, a seis años de superar el cáncer, decidió celebrar la vida con una sesión de fotos.
“Es mi manera de decirle a las que atraviesan la enfermedad que si se puede, que van a salir adelante y de que todo pasa. Que un cáncer no acaba tu vida, al contrario, te da una vida nueva porque todo lo vez diferente”, dijo.
Una vida normal
Madre de cuatro hijos y abuela de dos niños, cuando le dieron la noticia atravesaba un momento difícil y pasó por alto el diagnóstico, pero fue una semana después de su primera quimioterapia cuando el cabello se le comenzó a caer y fue consciente del momento por el que atravesaba.
Lejos de recordar la enfermedad con dolor, lo hace con alegría y felicidad porque comenta: “Aprendí en seis años lo que no aprendí en toda mi vida”.
“Esta Lila es una mujer que se ama, que procura ser feliz, que busca la felicidad en todo lo que la rodea.
“Disfruto la lluvia, reír, el sol, los árboles, me volví más sensible, aprecio más lo que tengo y las cosas que quizá antes no veía. Disfruto una tarde con mis nietos, la vida misma aunque haya muchos problemas, tropiezos, todo porque es un regalo que Dios me dio”, platicó.(Concepción Alejo/GRUPO CANTÓN)