CIUDAD DE MÉXICO.- Marc Cimino está frustrado. El ejecutivo de Universal Music supervisa uno de los mayores catálogos de canciones en el mundo, recaudando regalías para Nicki Minaj, Adele y Justin Bieber.
Debido a que los compositores de música se han quejado por mucho tiempo por lo poco que ganan, Cimino está acostumbrado a negociar por más dinero. Pero Spotify, el mayor servicio pagado de música en línea del mundo, está poniendo a prueba su paciencia.
La plataforma presenta videos musicales sobre muchas de sus listas de reproducción, que la compañía asegura es una forma de promover artistas a sus 180 millones de usuarios. Pero Cimino dice que la gigante tecnológica sueca, que tiene un valor de mercado de 32 mil millones de dólares, debería pagar más por los videos.
La disputa, que se ha estado gestando por meses, amenaza con romper relaciones que han ayudado a la industria discográfica a salir de un hoyo de casi dos décadas y a Spotify, a crecer.
“Nosotros queremos permitir que nuestros socios digitales experimenten y al mismo tiempo asegurar que nuestros compositores reciban un pago apropiado”, declaró Cimino en la primera entrevista en la que habla sobre la querella. “El audio es diferente al video”.
La pelea está aumentando las tensiones entre Spotify y sus mayores proveedores: Universal Music, de Vivendi, Sony y Warner Music. Eso también se ajusta a un patrón.
Spotify rutinariamente introduce o prueba nuevas características sin mucha advertencia o acuerdos de compensación, afirman ejecutivos de la industria. En respuesta, han obstaculizado la expansión hacia nuevos territorios y han procedido a fortalecer los lazos con sus principales rivales.
La prueba más grande aún está por venir. Spotify, con sede en Estocolmo, está a punto de iniciar negociaciones sobre nuevos contratos con los tres principales sellos discográficos, y los acuerdos determinarán si la compañía -que salió a la bolsa en abril- puede hacer que su servicio que pierde dinero, sea rentable.
“Ellos tienen un largo camino por recorrer”, mencionó Hartwig Masuch, máximo ejecutivo de BMG Rights Management, otra importante compañía de música. Las acciones de Spotify han registrado un alza del 34 por ciento desde la OPI.
Solicitud de margen
Spotify y la industria discográfica deberían estar tomados de la mano cantando Celebration de Kool & the Gang. Tras 15 años de retrocesos, las ventas globales de música han estado creciendo desde 2015, gracias a la transmisión en línea pagada.
Sin embargo, ejecutivos de ambos lados dicen que su relación nunca había sido tan complicada. Ejecutivos de la industria de la música dicen que Spotify es un mal socio, arrogante, poco confiable, desdeñoso de su trabajo, y rápidamente señalan que esos servicios solo son populares por la música.
La plataforma ha declarado que los sellos son retrógrados y sofocan sus intentos por innovar. Ambos lados están adoptando posturas antes de negociaciones de gran presión.
Parte de la desconfianza es natural. Ejecutivos de discográficas estiman que las compañías tecnológicas se hacen ricas a costa de su trabajo y les asignan gran parte de la culpa por el retroceso que comenzó en 2000.
Pero Spotify también se queja: la mayoría de sus ingresos se pagan como regalías. Se espera que la compañía de transmisión en línea pierda casi 600 millones de dólares este año.
Con información de El Financiero