La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluirá a la adicción a los videojuegos como un trastorno mental adictivo en su nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Así lo anunció este lunes en un comunicado de prensa.
¿Eres ‘gamer‘ y sientes que esta apreciación es injusta? No eres el único. Pero primero revisemos qué es este trastorno adictivo y que consecuencias tendrá este nombramiento en las políticas de salud pública.
Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)
Según la OMS, la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) es el instrumento fundamental para identificar tendencias y estadísticas de salud en todo el mundo; contiene alrededor de 55 mil códigos para traumatismos, enfermedades y causas de muerte, y proporciona un lenguaje común que permite a los profesionales de la salud compartir información sanitaria en todo el mundo.
La CIE-11, que se viene elaborando desde hace más de 10 años, contiene mejoras significativas con respecto a las versiones anteriores y se presentará en la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2019, y entrará en vigor el 1 de enero de 2022.
La nueva CIE contiene nuevos capítulos: uno sobre medicina tradicional y otro sobre salud sexual, en el que la incongruencia de género ya no se incluye dentro de las afecciones mentales. Asimismo, el trastorno del videojuego se ha añadido a la sección relativa a trastornos de adicción.
¿Qué es el trastorno del videojuego?
El trastorno del videojuego o gaming disorder se define como un patrón de comportamiento de juego relacionado con juegos digitales o de video —digital-gaming y video-gaming— que se caracteriza por la falta de control sobre el acto de jugar, al cual se le da mayor prioridad que a otras actividades, hasta el punto en que los videojuegos se anteponen a otros intereses y actividades diarias; este comportamiento adictivo puede continuar e, incluso, agudizarse a pesar de sus consecuencias negativas.
Para diagnosticar a un ‘gamer‘ con el trastorno del videojuego, el patrón de comportamiento debe ser lo suficientemente severo como para causar un deterioro significativo en las relaciones personales, familiares y sociales, y en las funciones educativas, ocupacionales o laborales del sujeto; además, dicho comportamiento debe de haber presentado de modo sostenido durante al menos 12 meses.
La consideración de la adicción a los videojuegos como un trastorno mental se basó en abundantes evidencias, y refleja un consenso entre especialistas de diferentes áreas y regiones del mundo. Su inclusión en la CIE-11 viene acompañado del desarrollo de programas de tratamiento para personas que padecen condiciones idénticas a las descritas en el trastorno del videojuego.
Esto resultará en una mejor atención de parte de los profesionales de la salud hacia los riesgos de desarrollar un trastorno de esta naturaleza, así como en medidas de prevención y tratamiento en las políticas públicas de muchos países.