2016 fue un año muy duro para Angelina Jolie. Al estrés generado por su divorcio de Brad Pitt el año pasado y la atención mediática que ambos tuvieron que soportar durante el proceso, se sumó además la angustia derivada de que le diagnosticaran parálisis de Bell, un síndrome que afecta al nervio facial y que provoca debilidad e incluso parálisis en los músculos del rostro.
La intérprete consiguió recuperarse recurriendo a la acupuntura, aunque la experiencia le sirvió para darse cuenta que debía comenzar a preocuparse más de su propio bienestar.
“Me siento más mujer ahora porque estoy tomando decisiones inteligentes, y estoy anteponiendo mi familia a todo lo demás”, dijo. (Agencias/QUINTANA ROO HOY)