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noviembre 25, 2024

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“Mi versión desde el crucero”

Desde la oscuridad de mi camarote en la madrugada, les escribo, público querido, dador de amor y cariño a su vez, pues resulta que después de no parar a la hora de chambear durante un buen rato, haciendo Ventaneando de lunes a sábado, primero El Sirenito y luego El Tenorio Cómico sin descansar durante un año y dos meses, esta columna que les escribo con todo mi amor en este mi amado Diario BASTA!, más cualquier conducción extra que se acumule, pues decidí tomar unas, creo yo, merecidísimas vacaciones, así que pues de alguna extraña forma invité a toda mi familia a compartirlas conmigo (figúrense), así que invité a mis papás Concho y Arita, a mi hermana Ivette o Carmelita, como yo le digo con su hijo de dos años, mi sobrino y ahijado Íñigo, a mi hermano Alejandro, a quien ustedes conocen, a mi mujer, a la verdadera dueña de mis quincenas, ¡a mi suegra! Y hasta a la nana de mi hija. Díganme si no me voy a ir al cielo.

Total que me la llevé para darle la explicación científica de su derrota, mientras que caminaba sin dejar de mirar a la distancia con una ira infernal, los ojos llenos de lágrimas inundados por el odio a su verdugo con la mirada fija y respiración agitada, ese pinche carrito del súper que hoy la venció, pero que tenga la conciencia de que en algún momento de la vida Arita regresará a terminar con él, pues la venganza es un plato que se sirve frío, todo esto pasó antes de subirnos al barco, así que imagínense nomás.

Viene mi suegra (un dechado de virtud ), un “monumento a la prudencia”, siempre servicial y tratando de ayudar, tanto que quiso ayudar a mi mamá a cargarle su bastón y se lo llevó a gran velocidad ante la mirada incrédula de mi madre que solo alcanzó a voltear a verme casi con los mismos ojos que veía al carrito, y mientras me decía ‘ya se llevó mi bastón, Daniel’, daba pasos pesados pero torpes, como estilo Godzilla. Pero esta historia todavía no toca el barco, imaginen nada más todo lo que tengo que contarles. Así que, como diría Raúl Velasco, aún hay más. He dicho.

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