CIUDAD DE MÉXICO.- La estatuilla del Oscar es uno de los premios más anhelados por quienes han dedicado su vida a la gran pantalla y a mantenerse vigente en la industria cinematográfica de Hollywood, pero también tiene sus detractores, pues aunque muchos ni siquiera lo imaginen, dentro de la historia de sus entregas y ediciones hubo tres figuras que rechazaron al famoso hombre dorado.
ESTAS FUERON LAS TRES FIGURAS DE HOLLYWOOD QUE RECHAZARON EL OSCAR
El primero en considerarse no apto para recibir la estauilla tras su triunfo en 1935 fue el guionista de la película “El delator”, Dudley Nichols, pue para ese año la industria cinematográfica estuvo en uno de sus peores momentos, pues el sindicato de escritores atravesaba una intensa huelga en busca de sus derechos, por lo que Nichols prefirió no asistir a la premiación y mucho menos recibir el premio de parte de la academia.
Para la edición 45 de los Oscar también hubo desaires, pero esta vez de parte de una destacada figura de la actuación como Marlon Brando quien estaba nominado por su papel en la reconocida película “El Padrino”.
Esa noche del 27 de marzo de 1973 el actor ya había hecho eco de que no asistiría, pues para esa temporada estaba en contra de la marcada discriminación que existía entre el gobierno y la industria hollywoodense hacía los nativos americanos. Tanto fue su destacado rechazo, que en su nombre envió a la aspirante a actriz y activista indígena Sacheen Littlefeather quien dio un inolvidable y polémico discurso ante los millones de televidentes de la gala.
ACTORES QUE SE NEGARON A ASISTIR A LOS OSCAR POR CONSIDERARLO DEGRADANTE
El actor George C. Scott fue otro de los actores que le dijo un “No” rotundo a la estatuilla. Él tampoco asistió a la gala de premiación en la que resultó ganador en la categoría de Mejor Actor por su papel en la película Patton. ¿Sus razones? Consideraba que ganar un Oscar era algo “degradante”.
Tanto fue su énfasis en dar un mensaje negativo de la academia que expresó en un comunicado que: “La ceremonia de premios de la Academia es un mero desfile de carne de dos horas, una exhibición pública con suspenso artificial con razones meramente económicas”.