LÁZARO CÁRDENAS,Quintana Roo.-“A veces me da miedo cuando tienen los ojos abiertos”, aseguró Martiniano Chuc Canche en una entrevista a Quintana Roo Hoy, en la que habló sobre su labor de bañar cadáveres y limpiar restos mortuorios en cualquier temporada del año para sobrevivir económicamente, ya que no tiene oficio o profesión.
“Mat” es conocido por impulsar la tradición de los habitantes quienes asisten al cementerio para sacar los restos de sus muertos y limpiarlos a partir de este 1 de noviembre en el que se dan cita los deudos de fenecidos a la misa de las almas en Kantunilkín.
Las familias acuden a su domicilio para pedir que haga el trabajo pertinente con las osamentas de sus seres queridos que deben de estar limpias antes de que ellos regresen, el Día de Todos los Santos.
“Recuerdo que comencé esta actividad hace cuatro años y he bañado hasta ocho muertos en un mes todo por necesidad económica y a la fecha lo sigo realizando, aunque la verdad no es un trabajo que determine cuánto debo de cobrar, lo que los familiares del finado me den es lo que llevo como pago” explicó.
Anteriormente para cumplir con la tradición local se apoyaba con el rezador maya Emilio Dzib; sin embargo, debido a sus precarias condiciones de salud de este, ya pocas veces participa.
ARDUA LABOR
Chuc Canché por lo general se presenta en el panteón brocha en mano y mantel nuevo y bordado para la ocasión; los familiares desempolvan hueso por hueso, sin temor alguno y con una solemne ceremonia en la que manifiestan el amor por sus seres queridos, luego cubre las osamentas.
Numerosas personas acuden al panteón a cumplir con este ritual, considerado por muchos como macabro e impresionante, aunque por otro lado se manifiesta el amor por los que “adelantaron el camino”
“Para los habitantes de este pueblo, limpiar los huesos es como bañar el cuerpo del ser querido, ya que consideran que éste aún no ha desaparecido porque vez fuera del osario, los huesos se limpian entre todos y luego los colocan en una servilleta bordada con figuras que van de acuerdo con la personalidad y edad de la persona fallecida y la calavera se coloca encima de los restos áridos y se ubica siempre de frente, en posición vigilante y protectora” dice Martiniano Chuc.
En medio de este ritual los familiares realizan bordados principalmente de flores de punto de cruz o simplemente llevan las iniciales del occiso y cuando se trata de los niños se bordan figuras infantiles en colores vivos.
Según la creencia, la servilleta representa la ropa del muerto y debe ser nueva, pues de lo contrario el ánima no llegará a ese lugar cuando lo vayan a visitar, este ritual se realiza luego de que transcurren tres años y medio del fallecimiento, cuando los restos son retirados del ataúd y colocados en un osario del panteón de Kantunilkín.(Luis Méndez/Quintana Roo Hoy)