Diez días antes de las votaciones, la Comisión Electoral Estatal, presidida por el secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal, no había acreditado a ningún representante de casilla por parte del Frente Democrático Nacional (FDN). Los 17 alcaldes priístas habían cumplido la orden de no entregar ninguna constancia de residencia a los opositores. La puerta para embarazar las urnas estaba abierta.
Pese a ese atropello, Andrés Manuel López Obrador realizó un cierre de campaña pacífico, con mítines relámpagos, en las plazas de Macuspana, Nacajuca, Jalpa y Huimanguillo.
La violencia fue otro ingrediente más para intimidar a los seguidores de Andrés Manuel.
En su libro “Tabasco, víctima del fraude electoral”, relata cómo la policía estatal fue usada, no para perseguir delincuentes, sino contra ciudadanos que por primera vez creían en la democracia: “A nuestro regreso a Villahermosa, al terminar la jornada de ese día, nos informaron que después del acto en Jalpa de Méndez, simpatizantes nuestros habían sido reprimidos violentamente por la policía del estado.
Al recabar más información de lo sucedido, nos enteramos que después del mitin que encabezamos, nuestros compañeros habían decidido hacer un plantón frente a Palacio Municipal para exigir las cartas de residencia”.
Con garrotes y escudos, la policía desalojó violentamente a los manifestantes. A la mañana siguiente, el periódico nacional “La Jornada” publicaría una nota sobre la represión. “El saldo de este irresponsable ataque a la ciudadanía fue de cerca de 50 intoxicados y golpeados, y 37 detenidos”, acusó el entonces candidato del FDN.
Pasado el Día de Muertos, miles de tabasqueños salieron a votar por primera vez por un candidato opositor a la gubernatura. El aire enrarecido de los días previos a la elección, hizo que más de la mitad de los tabasqueños registrados en el padrón electoral, se quedaran en sus casas sin ejercer el sufragio.
En el citado libro, López Obrador registra así la jornada: “En las primeras horas me habían informado que en Aquiles Serdán, Macuspana, un pelotón de soldados estaba buscando, mediante un listado, a los dirigentes de nuestro partido en esa comunidad. Asimismo, desde un día antes, se había hecho evidente el despliegue de la policía especializada en zonas donde nosotros contábamos con mayor fuerza”.
Los días de julio, con elecciones amañadas para la grande, las presidenciales de Cárdenas, se repitieron en noviembre con una versión tropical más descarada: cierre de casillas a mediodía o falta de boletas donde los simpatizantes de López Obrador abrumaban; paquetes electorales “embarazados” y electores que votaban dos o tres veces, en una práctica ilegal conocida como “carrusel”; robo de urnas o detención de militantes por parte de la policía; votantes que sin portar credencial de elector, emitían su sufragio.
El colmo del cinismo oficial era que hasta candidatos opositores, fueron rasurados del padrón electoral, como le ocurrió a Enrique Mendoza Quintero, candidato a diputado local por el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, le aplicaron el “ratón loco”: no aparecía en ninguna lista.
“A las ocho de la noche, el PRI organizó una rueda de prensa para informar que estaba ganando en una proporción de ocho a dos. El informe lo dio Fernando del Villar. Dijo que la tendencia de la votación les favorecía y que los resultados representaban una debacle para el FDN”, cuenta López Obrador sobre esa jornada del 9 de noviembre de 1988.
“Casi al mismo tiempo que se celebraba esta rueda de prensa, triunfalista y ofensiva, en las comunidades rurales de Cárdenas, la policía había interceptado una camioneta con simpatizantes nuestros que venían custodiando once urnas del poblado Ignacio Gutiérrez Gómez.
La policía detuvo con lujo de violencia a 36 compañeros nuestros, a quienes golpearon y vejaron de manera inhumana”, agrega el candidato opositor.
En vez de responder con la misma moneda, Andrés Manuel opta por respetar las instituciones. “Esto se nos cuestionó; sin embargo, consideramos que debido a esta actitud no hubo pérdida de vidas humanas qué lamentar”.
La Comisión Estatal Electoral reconoció el triunfo del candidato oficial, Salvador Neme Castillo, con 205 mil 515 votos, contra los 54 mil 890, acreditados para Andrés Manuel López Obrador. El frentista encabeza una protesta para denunciar las elecciones amañadas, pero a los tres mil asistentes la policía les impide entrar a plaza de Armas, y el mitin se realiza en el parque Juárez, que no se da abasto.
El Presidente Carlos Salinas de Gortari arribaría a Tabasco el último día de 1988 para acompañar a Neme en su investidura como gobernador. El PRD por Tabasco está por nacer.