Sin lugar a dudas, Bohemian Rhapsody se colocó como una de las películas más taquilleras el año pasado, a la altura de otros grandes estrenos tan esperados como Avengers: Infinity War, y es que hay artistas que forman parte no sólo de nuestra memoria, sino también de nuestra cultura. Queen es uno de los grupos imposibles de caer en el anonimato, pero más aún lo son nombres como Madonna o Michael Jackson (apodado el Rey del Pop) y mucho menos Elvis Presley, quien se ganó el título de Rey del Rock.
En el caso de Madonna, sigue en activo hasta el punto que este año lanzará su nuevo trabajo, pero Jackson o Presley de alguna manera también siguen ofreciendo novedades a pesar de llevar años durmiendo bajo tierra. Sin ir más lejos, el 27 de enero se estrenó el espectáculo Elvis: Live in Concert para intentar acercar la experiencia original a aquellos que ni siquiera habían nacido cuando Elvis murió. Si bien ese es el objetivo, es innegable que se trata de un proyecto tan millonario que será como si a la familia le volviese a tocar la lotería.
Es posible que Madonna tenga mucho éxito con su nuevo trabajo, del que ha desvelado que tiene una fuerte influencia portuguesa, pero Elvis ha roto moldes tanto en vida como después de su muerte: 50 discos de Platino, 80 de Oro y uno de Diamante son cifras muy difíciles de alcanzar. Su prolífica y corta vida le dio para participar en 36 películas, y hace tres años rozaba los 150 millones de discos vendidos.
En cuanto a Michael Jackson, también su familia firmó con Sony por varios discos póstumos. Sin embargo, a pesar de que ya de por sí el contrato era muy lucrativo por ambas partes, el pasado año Sony tuvo que admitir haber publicado canciones falsas del artista contratando a un cantante con una voz muy parecida, vendiéndolas como temas inéditos. Hace poco el polémico artista ha vuelto a ser noticia debido al enfoque del último documental elaborado sobre él. Hablen bien o hablen mal, lo cierto es que estas fuentes de dinero tienen mucho trayecto por delante antes de agotarse.