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diciembre 26, 2024

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El temblor en vivo, en Cocineros

Columna por Raquel Bigorra

Nunca imaginé vivir un temblor durante un programa de televisión. El sismo de ayer a las 13:14 me tocó en vivo en Cocineros mexicanos. Tuvimos que abandonar el foro cuando nos percatamos que las lámparas se nos venían encima. Segundos después se cortó la transmisión, pues nos quedamos sin luz.

En medio de una receta de natilla de higos comenzó a moverse el piso que parecía que se iba a abrir la tierra. Intenté guardar la calma y de hecho en punto de las 11 am, cuando sonó la alarma sísmica (a modo de simulacro) yo estuve atenta a las salidas de emergencia. Quién nos iba a decir que viviríamos otra terrible experiencia como la que vivieron muchos en el temblor del 85.

Minutos antes del temblor le había pedido al público que se sumara al Movimiento Azteca para apoyar a los damnificados de Chiapas y Oaxaca. Y de momento, nuevamente Dios nos puso a prueba.

Toñito y Joserra, los cocineros, fueron los primeros en salir del Foro 10 de Azteca. Mientras Ingrid y yo, batallamos para caminar por los tacones. La Jefa, como le decimos cariñosamente a Ingrid, empezó a llorar desesperada. Después me explicó que vive en un piso 14 y le había encargado a su mami a los niños. ¡Cómo no entrar en shock!

Ya estábamos afuera del foro cuando empezó a juntarse la gente que desalojaron de otros estudios. En la bajada por las escaleras se lastimaron dos personas y Protección Civil se encargó rápidamente de subirlas a la ambulancia.

Se desprendieron luces y algunas cosas. Todos salieron espantados. Ahí me encontré a Ingrid Martz, quien estaba grabando Tres familias, la nueva comedia de TV Azteca. Estaba pálida y con razón. Me dijo que el edificio donde ella se encontraba se sacudió tremendamente. Estaba pegada al teléfono, tratando de comunicarse con su esposo.
Empezamos todos a consolarnos. La gente solidaria compartió los celulares, pues algunos tenían señal y otros no lográbamos comunicarnos con nuestros seres queridos. Un camión que estaba estacionado puso la radio y empezamos a escuchar que había varios edificios colapsados en la Ciudad de México.

Con cara de preocupación y lágrimas, poco a poco empezaron a llegar los mensajes. Mi marido me avisó que estaba bien, con mi Rafaella en brazos, así que pude respirar.

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