Por Daniel Bisogno
Mi vida ha cambiado público querido, yo, hasta hace muy poco, un sábado a la una de la tarde, estaría crudísimo, titiritando en la cama, hasta con confeti y cacahuetes japoneses en los calzones del fiestonón de la noche anterior, me hubiese quedado todo el día a reposar la cruda, tal vez hubiese salido para irme a echar una birria o un caldito de camarón, para luego tal vez, ya en la noche, volverla a conectar en alguna reunión o en algún bar y así el domingo repetir la hazaña.
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Pero mi vida ha cambiado, yo siempre me burlaba cuando llegaban mis amigos y me decían que te cambiaba mucho la vida cuando tenías un hijo y parece ya hasta es un cliché.
Pero es la maldita realidad público querido de mi corazón, en mi caso no hay tanta queja, por ejemplo, de las desmañanadas, pues mi niña se despierta alrededor de las once de la mañana, tarde pero sin sueño y eso sí, con una pinche energía que parece que le pusieron un cuetón en su chimuelito, y anda como con propulsión a chorro por toda la casa y grita: “papá, papá” sin parar, mientras brinca encima de la cama, y si uno se tomó una copita el día anterior, sientes que te recampanea todo y te dan unas ganas de llorar de esas que no ves, pero eso no es todo, a alguien que no pensó eso en su maldita vida,.
¿por qué se le ocurrió hacer las fiestas infantiles en fin de semana? Y ¡al medio día!
Entonces, cuando uno inocentemente creía que Dios ya nos había cobrado la peda con la cruda, te das cuenta que hay infiernos todavía mucho más ardientes esperándote, ¡pues existen las fiestas infantiles! En esta ocasión fue la fiesta de Emilia, la hija pequeña de mí querido socio y hermano Alejandro Gou y Abril, su guapísima y encantadora esposa a quien adoramos también.
¡La fiesta en un salón de Santa Fe y la cita a la una de la tarde! Así que se me levantó con mucha antelación (ya ve que luego a las señoras se les da con una facilidad, como si hubiesen nacido con ello, es más sin ello no pueden vivir, pa’ que nos hacemos tarugos, y me refiero simplemente a Ching…), ya ven ustedes que es un talento innato que ya traen, lo aman desde niñas y es algo que se va pasando de madre a hija, de generación en generación y uno pues ya saben, cada quien busca su propio verdugo en la vida y lo escribí despacio porque luego el corrector me pone cosas terribles, verdugo.
Bueno pues, antes de la una ya íbamos por los puentes de Santa Fe, la niña muy contenta de que se le llevaba de fiesta y eso que un día antes se le llevó al teatro a ver el nuevo show de Peppa Pig y estuvo maravillada.