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diciembre 22, 2024

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Alana, una grata impresión

No sé si uno se vuelve más jotón cuando te conviertes en papá o será que los sentimientos están a flor de piel o porque la vida toma otra dimensión y otras circunstancias, pero yo me he vuelto muy joto, lloro por cualquier cosa, cuando antes era más fácil hacer llorar al diablo, me emociono con un bebé o con un perrito y olvídense si se trata de niños, cómo se me mueve el corazón y ayer lo comprobé, les tengo que ser muy honesto, a mí no me llamaba la atención el MasterChef de niños y ¿saben por qué? Porque los tenía subvalorados.

Pero les tengo que confesar que la vida me hizo cambiar de opinión y ahora que soy papá las cosas son totalmente distintas, primero, invitamos a Alana (la ganadora de MasterChef Junior) a Ventaneando sin filtros, la nueva versión de Ventaneando, que ahora sale también los sábados y la invité a que cocinara conmigo también un poco para confirmar mi teoría, sin embargo, la tiró por el piso totalmente, me puse de acuerdo con la niña sobre qué platillo es el que haríamos el sábado en Ventaneando y hagan de cuenta que estaba hablando yo con un chef profesional internacional: los términos, el conocimiento, de verdad impresionante. Acordamos hacer unos sopes con queso de cabra con una salsa yucateca hecha a base de semilla de calabaza y chile habanero y en equipo hacerlos al aire, yo haría los sopes y ella la salsa y así sucedió.

Debo decirles lo impresionado que sigo con la forma de cocinar de Alana: precisa, concisa, artista pues, no cabe duda que la cocina es un arte y para el arte la gente nace, no se hace, así es Alana, nació con eso, nació artista, es como en el futbol, basta con solo ver tocar el balón a un jugador para darse cuenta si es crack o no, esta niña lo es.

Al ver desarrollarse a Alana en la cocina dije: “Tengo que ver MasterChef Junior”, que por cierto arrancó el domingo y para qué le cuento.

Me atrapó, lloré como Magdalena, me identifiqué, me enternecí, me enfurecí, odié a los chefs, luego los amé, luego los volví a odiar. Pues aquí el mismísimo servidor del príncipe de las tinieblas se emocionó, lloró, rió y de plano joteó con MasterChef Junior, tal vez llegué a imaginar a mi Michaela un poquito más grande ha…

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