Redacción / Grupo Cantón
Alana Flores denunciará a un usuario que generó y difundió una imagen íntima falsa con IA. El caso revive el debate sobre los deepfakes en México.
Viral.- A través de su cuenta oficial en X (antes Twitter), Alana Flores dio a conocer que ya logró identificar al presunto responsable, quien habría intentado borrar su rastro eliminando su perfil de la plataforma. No obstante, la streamer aseguró contar con pruebas suficientes para presentar una denuncia formal.
“No es real. Y sí voy a buscar demandar”, escribió Alana en una publicación que rápidamente se viralizó, en la que también señaló directamente al usuario responsable, aunque este ya no se encuentra activo en la red social.
El caso no solo generó indignación entre sus seguidores, sino que encendió una vez más las alarmas sobre el uso indebido de tecnologías basadas en inteligencia artificial, como los deepfakes: contenido audiovisual falso creado mediante redes neuronales y técnicas de aprendizaje automático que logran resultados notablemente realistas.
Aunque estas herramientas tienen aplicaciones legítimas en sectores como el entretenimiento o la educación, su uso con fines de acoso, extorsión o pornografía no consentida representa una amenaza creciente, particularmente para mujeres, figuras públicas y creadores digitales.
En México, la legislación actual no contempla de forma específica los deepfakes como delito, aunque casos recientes han llevado el tema a la discusión pública. Uno de los más notorios fue el de un estudiante del IPN detenido por almacenar y distribuir imágenes sexuales manipuladas de sus compañeras. El joven fue sentenciado por pornografía infantil.
Ante esta situación, la presidenta Claudia Sheinbaum declaró recientemente que es necesario modificar y ampliar la Ley Olimpia para incluir explícitamente este tipo de contenidos creados con inteligencia artificial.
“Sí tiene que tipificarse. Habría que ver si la Ley Olimpia pudiera ampliarse para estos casos”, señaló durante una conferencia.
El caso de Alana Flores representa no solo una denuncia individual, sino también un llamado de atención sobre los peligros reales que surgen cuando tecnologías avanzadas como la IA se utilizan sin regulación. La streamer busca que su caso abra camino para otras víctimas, en un entorno donde la ley aún no alcanza al ritmo del desarrollo tecnológico.