Redacción / Grupo Cantón
La modelo búlgara dice tener los labios “más grandes del mundo” y continúa transformando su rostro, a pesar del dolor y el riesgo de muerte.
Viral.- Desde 2018, la modelo búlgara Andrea Ivanova ha emprendido una transformación física radical que la ha llevado a someterse a 32 procedimientos estéticos, incluyendo múltiples inyecciones de ácido hialurónico. Su objetivo: alcanzar una apariencia extrema inspirada en las muñecas Bratz, caracterizadas por sus rasgos exagerados y labios voluminosos.
Lo que comenzó como una búsqueda estética se convirtió en una controversia médica y social. Ivanova asegura tener hoy los labios más grandes del mundo, una transformación que la ha vuelto irreconocible respecto a sus primeras imágenes públicas. “Mi médico tenía miedo de inyectarme más ácido hialurónico, pero yo quería más y no voy a parar”, declaró al NY Post.
Dolor constante y advertencias graves
En su obsesión por modificar su rostro, Ivanova viajó incluso a Alemania para encontrar cirujanos dispuestos a continuar los procedimientos que otros médicos se negaban a realizar. En una sesión de 2023, se sometió a seis intervenciones estéticas simultáneas, una práctica que describió como “extremadamente dolorosa”.
“Tengo dolor en toda la cara. Me cuesta sonreír por el dolor en los pómulos”, admitió tras el procedimiento.
Riesgo de necrosis y otras complicaciones
Los médicos que la han tratado han manifestado preocupaciones crecientes por su salud, incluyendo el riesgo de necrosis, una condición potencialmente mortal que implica la muerte del tejido corporal por falta de flujo sanguíneo. “Tienen miedo de que tenga que extirpar quirúrgicamente tejido de mis labios si continúo”, reveló Ivanova al Daily Mail.
Además del riesgo de necrosis, los expertos han advertido sobre otras complicaciones graves como inflamación severa, fiebre persistente y daño irreversible a los tejidos faciales.
Una transformación con consecuencias personales
La modelo reconoce que su transformación extrema ha afectado también su vida amorosa. Aun así, no muestra intención de detenerse. Define su proceso como un “experimento personal” y una forma de explorar los límites del cuerpo y la estética en redes sociales.
“Quería ver cuántas inyecciones y relleno podía tolerar mi cuerpo”, explicó.
Mientras Andrea Ivanova continúa su búsqueda de una apariencia que ella considera única, su caso reabre el debate sobre los límites éticos y médicos de la cirugía estética, así como el impacto de los estándares irreales promovidos en redes sociales.
