CIUDAD DE MÉXICO.
Pasaron 85 años para que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) promoviera, por primera vez en su historia, un programa de inclusión cultural que beneficiará a niños y jóvenes con trastornos del espectro autista y del neurodesarrollo, con la creación del proyecto Funciones relajadas del INBA.
Así lo comentó a Excélsior Alberto Lomnitz Adler, coordinador del programa de Inclusión Social, Diversidad e Igualdad del Instituto, quien ha desarrollado un programa permanente que abarcará exposiciones y funciones de música, teatro y danza, a partir de febrero de 2020, luego de que concluyera una prueba piloto que realizó entre octubre y diciembre.
La idea de este programa, dijo, es abrir todas las expresiones artísticas y escénicas a niños y jóvenes con autismo y otras condiciones de neurodesarrollo, con una cartelera que tendrá una función el primer fin de semana de cada mes.
En febrero arrancará con un concierto del Ensamble Cepromusic, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y continuará con un recorrido por obras de arte contemporáneo en el Laboratorio Arte Alameda; un concierto de voz y piano en el Museo Nacional de Arte (Munal) y funciones de teatro.
“Hay que decirlo, este público es muy amplio y ha sido excluido de las artes escénicas porque en la mayoría de los espectáculos de música, teatro y danza, la exigencia del público es que se guarde silencio y se permanezca en su lugar, así que hemos pensado en este programa y confiamos en que ya formará parte de la oferta permanente del INBA”, detalló el funcionario.
El programa piloto tuvo tres espectáculos entre octubre y diciembre y dejó experiencias que lo han enriquecido, aseguró.
“Empezamos el piloto el sábado 5 de octubre con una gala íntima de la Compañía Nacional de Danza, en el Centro Cultural del Bosque (CCB), y luego tuvimos una función de Las preciosas ridículas, con la Compañía Nacional de Teatro, en la sala Héctor Mendoza y cerramos con un concierto a cargo del Ensamble Cepromusic en la sala Manuel M. Ponce”.
Recordó que “en aquella ocasión un adulto con autismo nos explicó que los aplausos lo habían aturdido, ya que es un sonido muy estridente en un salón tan cerrado, así que ahora lo evitamos en las funciones y hemos adoptado el aplauso sordo, que es una expresión de movimiento”.
¿Cuándo arrancará este programa en 2020?, se le pregunta a Lomnitz.
“En enero no habrá función, pero en febrero arrancaremos con otro concierto de Cepromusic, en la sala Ponce.
“Después tendremos una actividad de arte contemporáneo, en el Laboratorio Arte Alameda, que será interesante para ir integrando a los museos del instituto”.
Y añadió: “Después vendrá un concierto de voz y piano en el Museo Nacional de Arte (Munal), un recital con los Solistas Ensamble del INBA y otro concierto de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA), en el Conservatorio Nacional de Música; y en junio programaremos una función de teatro en el CCB”.
La idea, apuntó, es que se consideren funciones de teatro, danza, música, ópera y también actividades de performance y arte contemporáneo en los museos, para que la oferta no se concentre en una sola disciplina. La intención es abrir la oferta cultural del Instituto, de sus producciones y coproducciones en los espacios propios del instituto, porque queremos abrirlos con esas actividades que tradicionalmente han sido excluyentes, es decir, abrirlas a este público, que es muy amplio en cuanto al número de personas”.
MÁS PENDIENTES
Lomnitz Adler también comentó que en 2020 intentará lanzar funciones sordas, es decir, funciones con interpretación y una introducción especial, pensada para incluir al público con discapacidad auditiva.
Y también funciones ciegas, para el público con discapacidad visual, que serían funciones con audiodescripción en vivo e introducciones táctiles.
Sin embargo, reconoció que existen otros pendientes en el INBA, “como el acceso de estos estudiantes a las escuelas profesionales, debido a que estos colegios son de los más importantes del país, pero ha sido compleja la inclusión de estudiantes con discapacidad”.
¿Por qué ha sido difícil de abordar?, se le cuestiona al funcionario.
“Es un tema complejo, sobre todo en las escuelas superiores, porque éstas son enormemente selectivas y siempre buscan la excelencia en la educación y en el estudiantado.
“Entonces, los procesos de admisión son tremendamente selectivos y esto propicia que una persona con una desventaja difícilmente apruebe los exámenes ante la competencia tan feroz que existe.
“Así que ahí se necesita armar programas de acciones afirmativas (cuotas) que realmente exijan a la maquinaria (de la institución) para impulsar la inclusión de alumnos diversos, de alumnos en desventaja”.
Pero también está la inclusión de los trabajadores del propio INBA, señaló, es decir, qué tanto el Instituto y todo el gobierno estén en posibilidades de abrirse a una situación de inclusión entre sus propios trabajadores, concluyó.
Por último, el funcionario detalló que la experiencia de las Funciones relajadas inició en Gran Bretaña hace más de una década y desde ahí se han extendido a otros países del mundo.
“Nosotros solicitamos información al Consejo Británico, el cual nos mandó mucha, que pudimos leer y estudiar sobre las características de una Función relajada. Pero también nos asesoramos con dos organizaciones mexicanas que han trabajado el tema del autismo, como son el Instituto Domus e Iluminemos de Azul”, concluyó.
vía excelsior.