Redacción / Grupo Cantón
Usado por siglos, el aceite de orégano concentra beneficios para la digestión, inmunidad y salud respiratoria. Conócelo y úsalo con precaución.
Salud.- Utilizado desde la antigüedad como remedio tradicional, el aceite de orégano ha captado la atención de la ciencia moderna por su notable perfil terapéutico. Extraído de la planta Origanum vulgare, este concentrado natural es hoy objeto de estudios por sus beneficios antimicrobianos, antioxidantes, antiinflamatorios y digestivos.
Potente combinación de compuestos activos
El aceite se destaca por su alto contenido de carvacrol y timol, dos fenoles con capacidad probada para combatir bacterias, virus y hongos. También contiene terpenos y flavonoides que refuerzan su acción. Estudios han demostrado su eficacia frente a microorganismos como Staphylococcus aureus, E. coli y Candida albicans, lo que ha llevado a su inclusión en productos de uso tópico y suplementos inmunológicos.
Además, su capacidad antioxidante ayuda a neutralizar radicales libres, lo que podría contribuir a la prevención de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurodegenerativas.
Acción antiinflamatoria y digestiva
Investigaciones preliminares también sugieren que el carvacrol modula rutas inflamatorias, ayudando a aliviar dolores articulares, musculares y afecciones autoinmunes. En dosis controladas, el aceite puede mejorar la digestión al estimular la secreción gástrica y el tránsito intestinal, además de reducir la hinchazón abdominal tras comidas pesadas.
Aplicaciones respiratorias y tópicas
En afecciones respiratorias leves, su acción descongestionante y expectorante favorece la expulsión de flemas. Aplicado de forma tópica (siempre diluido), se usa para tratar infecciones cutáneas, picaduras o heridas pequeñas, gracias a sus propiedades antisépticas y cicatrizantes.
Precauciones necesarias
A pesar de sus beneficios, el aceite de orégano es un extracto muy concentrado y debe utilizarse con responsabilidad. Se recomienda:
Diluirlo para uso tópico.
Usar cápsulas formuladas especialmente para consumo oral.
Consultar a un profesional antes de incorporarlo a la dieta.
No se recomienda en embarazadas, lactantes, niños pequeños ni en personas alérgicas a la familia de las lamiáceas (como la menta o la albahaca).
Finalmente, se sugiere adquirir productos de pureza certificada, ya que existen versiones adulteradas en el mercado.