Redacción / Grupo Cantón
La chía es nutritiva, pero en exceso puede causar malestares digestivos, obstrucciones e interactuar con medicamentos. Conoce cuándo tener cuidado.
Salud.- Aunque las semillas de chía se han popularizado por sus beneficios nutricionales, su consumo excesivo o inadecuado puede generar efectos secundarios importantes, especialmente en personas con ciertas condiciones médicas o con una dieta baja en fibra.
Originaria de América Central, la chía es rica en fibra, proteínas y ácidos grasos omega-3, lo que la convierte en una opción atractiva para quienes buscan una alimentación saludable. Sin embargo, su alto contenido de fibra soluble puede ocasionar problemas digestivos como distensión abdominal, gases, cólicos y diarrea, sobre todo en quienes no están acostumbrados a consumir fibra en grandes cantidades.
Riesgos si se consume seca o en exceso
Uno de los riesgos menos conocidos es la posible obstrucción esofágica o intestinal. Al contacto con líquidos, la chía puede expandirse varias veces su tamaño y adquirir una textura gelatinosa. Si se consume seca, puede absorber agua dentro del cuerpo y bloquear el esófago, especialmente en personas con dificultades para tragar. Por ello, los especialistas recomiendan remojarla previamente o acompañarla con abundante líquido.
También se han reportado reacciones alérgicas poco comunes, como sarpullido, dificultad para respirar o incluso anafilaxia, especialmente en personas alérgicas a otras semillas como el sésamo o la mostaza.
Interacciones con medicamentos
La chía puede interferir con medicamentos anticoagulantes o antiplaquetarios, ya que su contenido de omega-3 posee un efecto anticoagulante leve. Además, puede potenciar los efectos de medicamentos antihipertensivos, lo que podría provocar una baja de presión peligrosa. Las personas con diabetes también deben tener precaución: al ayudar a estabilizar la glucosa en sangre, la chía podría aumentar el riesgo de hipoglucemia si se combina con fármacos sin supervisión médica.
Consumo responsable
No se ha demostrado toxicidad directa en la chía, pero consumirla en exceso puede desplazar otros alimentos esenciales de la dieta o generar desequilibrios por su alto contenido de fibra.
Si bien es un alimento funcional, la chía debe ser consumida de forma moderada, remojada y adaptada al perfil de salud de cada persona. Ante cualquier duda o condición médica, es recomendable consultar con un especialista antes de incorporarla de forma regular en la dieta.