Ciudad de México.- Sufrido, con un guión de película pero con la confianza y los argumentos que lo hicieron líder general, Cruz Azul será anfitrión en la Final del Apertura 2018, después de imponerse a Rayados.
El equipo celeste tuvo una “ayudadita” del VAR en el juego de Vuelta de la Semifinales gracias al cual se impuso 1-0 a Monterrey y con global 1-1 logró el derecho para jugar por el título, por su posición en la Tabla General.
El gol fue de Milton Caraglio, pero no habría sido concedido de no ser porque la tecnología favoreció a los cementeros cuando se había decretado fuera de lugar. El videoarbitraje corrigió al asistente 2, Marcos Quintero, y fue suficiente para marcar la diferencia en la pizarra.
Antes de eso, fueron 50 minutos de tensión en el Estadio Azteca, donde la estrategia de Rayados rendía frutos, Cruz Azul no encontraba el gol y en la tribuna apenas había algunos cánticos de apoyo.
En el área de los técnicos, el entrenador Pedro Caixinha corría por el balón para no perder tiempo al 11 y pedía orden al 43 para no perder la cabeza sabiendo que solo necesitaban un tanto.
Parecía que todo se venía abajo como cada semestre desde hacía 21 años cuando Caraglio falló un penal.
Era el minuto 33 y Nicolás Sánchez cometió falta sobre Roberto Alvarado en el área que el árbitro, Fernando Guerrero, no dudó en marcar. Caraglio cobró y la mandó desviada ante la sorpresa de la tribuna que enmudeció pensando en lo peor.
Pero la Máquina no estaba vencida. Apelando a su fortaleza e invicto como local donde ganaron ocho juegos con solo dos empates se recuperaron y lograron la jugada del gol consiguieron lo que necesitaban para alcanzar el objetivo.
Era el 54’ y un disparo de larga distancia de Aldrete fue rebotado por Barovero, pero, atento a toda la jugada, Caraglio remató a gol y se marcó fuera de lugar. Guerrero fue corregido con el VAR y todo se transformó en alegría azul.
En el 90´Martín Cauteruccio puso a sufrir a la afición en un contragolpe luego de quedar mano a mano contra el arquero Barovero, voló el disparo y dejó la tensión hasta el último silbatazo.
“Olé, olé, yo soy celeste y es un sentimiento que no puede parar”, cantaba la afición de Cruz Azul que tiene todo para volver a levantar la Copa.