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26 abril, 2024

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Los Derechos Humanos ¿protegen a los delincuentes?

Es una percepción muy generalizada en nuestro país que los Derechos Humanos protegen a los delincuentes. Baste ver el cartón “Humenos” de Paco Calderón (21/09/16) haciendo una crítica a los organismos de derechos humanos y a las autoridades porque éstas no hacen nada “por miedo a lo que digan los de derechos humanos”.

Es una percepción muy generalizada en nuestro país que los Derechos Humanos protegen a los delincuentes. Baste ver el cartón “Humenos” de Paco Calderón (21/09/16) haciendo una crítica a los organismos de derechos humanos y a las autoridades porque éstas no hacen nada “por miedo a lo que digan los de derechos humanos”. La controversia se desató, al grado tal que Paco Calderón hizo otro Cartón aclarando lo que sí pensaba (no lamentar a los muertos de Tanhuato) y lo que no (no avalar las ejecuciones extrajudiciales por el estado).

El problema estriba desde mi punto de vista, en cómo entendemos y protegemos estos derechos, y en saber cómo funcionan los organismos que lo protegen. De acuerdo a los principios contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estos derechos son universales, es decir para todas las personas. No podemos hacer distingos entre quienes sí y quienes no “merecen” ser defendidos.

Una violación a los derechos humanos no es solo un problema para quien sufre la agresión, sino para cada uno de nosotros, para nuestra comunidad; pues mientras sigamos permitiendo la agresión hacia los derechos y dignidad de las personas por aquellos que tienen la investidura de autoridad, no seremos una sociedad congruente con la exigencia y respeto de los derechos; si permitimos hoy que se agreda a una persona, mañana podemos ser nosotros.

Pero además está la cuestión de las víctimas de la comisión de un delito ¿En dónde está la justicia para ellas cuando sus victimarios han sido absueltos por haber sido torturados? De nueva cuenta, el problema aquí, no son los derechos humanos, son las autoridades que se empeñan en señalar a los organismos de derechos humanos; que deberían ser autocríticos con su propio desempeño y apegarse a las investigaciones e instrumentos científicos que llevan a una sola verdad, en vez de torturar. Porque el fin no es encarcelar a quien se deje echar la culpa, sino a quien verdaderamente deba estar en ella, cumpliendo con el debido proceso.

Pensar que los derechos humanos están de más, nos está llevando por un sendero peligroso. De continuar así, nuestro país estará (más) plagado de “Presuntos Culpables” o de gobernantes como Rodrigo Duterte de Filipinas, quien ha instaurado una política de ejecuciones extrajudiciales (recomiendo lectura del reportaje “La mujer que se gana la vida matando narcotraficantes” de Jonathan Head para BBC Mundo). Reflexionemos pues, si el problema de injusticias se debe a los derechos humanos y si nuestra mejor opción, en todo caso, es prescindir de estos y vivir en la incivilidad.

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