Ciudad de México.- Dicen que el nopal pudo librar a los aztecas de la muerte por hambre y sed cuando comenzaron a viajar en busca de un lugar para fundar su ciudad: Tenochtitlán. Hoy, esa cactácea que forma parte del escudo nacional promete ser una de las alternativas más importantes para el país en el camino por recuperar la soberanía energética y alimentaria.
“El nopal es una planta maravillosa”, coinciden Miguel Aké Madera y Rogelio Sosa López, creadores de Nopalimex, la única empresa de biogás en el mundo capaz de sustituir la gasolina y de generar energías eléctrica y calorífica, desarrollada con tecnología 100 por ciento mexicana que ya ha sido premiada y hoy despierta el interés de inversionistas extranjeros.
En 2015, fueron galardonados con el Premio Nacional del Trabajo, otorgado por la Presidencia de la República y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Además, Rogelio Sosa está nominado a recibir un reconocimiento que el Ayuntamiento otorga a los ciudadanos de Zitácuaro, Michoacán, que han destacado en distintas áreas y han contribuido con la sociedad.
Rodeados de parcelas de nopal y de la fábrica que con ayuda de material reciclado construyeron en el municipio de Zitácuaro, afirman que México está sumido en una dependencia energética y alimentaria que podría ser resuelta con el proyecto que juntos comenzaron a cocinar en 2007.
Antonio Cambrón Tello, director operativo de Nopalimex, explica que la cactácea está lista para convertirse en energía en sólo medio año: “Una vez que se siembra, a los seis meses ya podemos empezar a producir biogás”. Se cosecha, después viene la molienda, la conversión a biomasa y finalmente el ingreso al biodigestor para iniciar el proceso.
De acuerdo con información de Petróleos Mexicanos (Pemex), en el año 2000 la producción de crudo rebasaba los 3 millones de barriles por día en el país. Sin embargo, actualmente la cifra apenas supera el millón 800 mil barriles diarios.
“¿Qué ha ocasionado esto?”, se pregunta Aké Madera, quien se graduó de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en 1982.
Responde inmediatamente que la consecuencia ha sido la importación de gasolina y gas natural que a su vez ha desencadenado un detrimento en la economía del país y del bolsillo de los mexicanos que pagan combustible cada vez más caro y que ven cómo cada día el salario alcanza para menos por el aumento de otros productos y servicios.
Y sí: El año pasado, la paraestatal dio a conocer que el 71.5 por ciento de la gasolina que los mexicanos utilizaron fue importada, principalmente desde Estados Unidos.
La situación empeoró cuando el 20 de diciembre de 2013, el Presidente Enrique Peña Nieto aprobó la Reforma Energética. Economistas han señalado que gracias a ella incrementaron los precios de los combustibles y de la canasta básica. La Reforma sirvió para que las petroleras invirtieran en México. Ellas han ganado contratos y están realizando perforaciones en busca de crudo que después venden caro a los mexicanos.
“Nosotros vivimos la época de la Reforma Energética y en esta época pudimos dar a México, a la sociedad en general, una alternativa real y tangible que puede resolver el problema de la dependencia energética”, afirma el maestro.
El nopal, la solución para devolver soberanía a México
Hace algunos días, Rocío Nahle García, propuesta como próxima titular de la Secretaría de Energía, dio a conocer que durante el Gobierno del virtual Presidente Andrés Manuel López Obrador se invertirán 38 mil millones de pesos en la rehabilitación de seis refinerías en la República Mexicana, es decir, más de 6 mil millones por cada una.
Mientras tanto, los emprendedores mexicanos señalan que instalar 100 hectáreas de biorefinería requiere una inversión de 80 millones de pesos y a cambio ofrece energías limpias y a precios hasta 40 por ciento más bajos: un metro cúbico de biogás Nopalimex –equivalente a un litro de gasolina y que además no contamina– se vendería en 12 pesos, contra los cerca de 20 que se pagan hoy por el combustible.
Los empresarios mexicanos afirman que para detonar Nopalimex sólo falta replicar el modelo por todo el país. Es por eso que ofrecen su colaboración con al Presidente que rendirá protesta el próximo 1 de diciembre y subrayan que la solución para resolver las dependencias energética y alimentaria en que está inmerso el país, tiene espinas y es color verde.
“Lo que queremos hacer es sumar nuestro esfuerzo con las biorefinerías y las refinerías mexicanas para volverle a dar la posibilidad a México de tener un combustible barato, accesible para todos los mexicanos, pero que además sea limpio, renovable y sustentable porque el planeta ya no está como para que lo sigamos agrediendo con tantos productos fósiles. Este es el momento de las energías renovables y este es un ejemplo”, sostiene Aké Madera, quien es de origen yucateco.
La adaptación del tanque de los automóviles para comenzar a utilizar el biocombustible mexicano ronda los 25 mil pesos, pero los emprendedores plantean esquemas de financiamiento a fin de que los consumidores paguen el equipo cada vez que acudan a la estación a cargar el equivalente a la gasolina.
Pronto comenzarán a hacerlo realidad en el parque vehicular del Ayuntamiento de Zitácuaro. La planta está por expandirse a 50 hectáreas para cumplir con el compromiso de dotar del biogás a las patrullas, ambulancias, camiones de bomberos y de basura. Taxistas y conductores de autobuses también han manifestado su interés, así que Nopalimex estaría dotando de combustible también al transporte público local.
Mientras tanto, Rogelio se mueve en un automóvil Chevy C2 que ya se alimenta del biogás fabricado en Nopalimex. El compresor que es utilizado en la estación despachadora tuvo un costo cercano a los 7 millones de pesos.
El nacimiento de un modelo verde
Desde hace 40 años, Rogelio es dueño de una empresa de las tortillerías “El Manjar del Campo”. Siempre ha trabajado por ofrecer productos económicos y ricos en nutrientes: sus tortillas están hechas a base de maíz, nopal, semillas de girasol, quinoa y otros ingredientes saludables. Además, tuvo siempre la idea de generar energía limpia, de aportar “un granito de arena” al cuidado del medio ambiente, pero no sabía cómo. Inició con la instalación de paneles solares. El empresario, tenía también un huerto con 4 mil árboles de guayaba.
Un buen día conoció a Miguel, quien realizó una tesis de maestría sobre temas de energías renovables. Se hicieron grandes amigos y el maestro comenzó a persuadir al hombre de negocios para que aceptara talar los guayabos, así dar paso a los nopales y con ellos desarrollar combustibles verdes que echaran a andar sus tortillerías. Al principio se negó, sin embargo, decidió asumir el riesgo.
“Me decía que sembráramos nopal, que tirara las guayabas. Yo le decía, ‘¿cómo crees que voy a tirar mis guayabas? Las estoy exportando, no tengo problema’ […] hubo fluctuación en el precio de la guayaba, no estaba siendo negocio en ese momento. Me puse a investigar sobre el nopal y resultó que ha sido una buena alternativa”, recuerda.
La idea nació como una forma de mantener el precio de las tortillas y no afectar la economía de sus clientes.
“Emprendimos una aventura con la necesidad de buscar cómo conservar el precio de la tortilla. La planta surgió por la necesidad de no cargarle a la gente más humilde el costo de las tortillas que es el alimento básico de México, en la búsqueda de cómo generar gas y energía eléctrica para el desarrollo de nixtamalización y el proceso de [hacer] las tortillas. Esa es la verdadera razón de haber investigado y de haber llegado hasta donde hemos llegado: para que el alimento básico no tenga -al menos aquí con nosotros- esos cambios tan bruscos, esos aumentos”, cuenta.
En 2009 se decidió a tirar los árboles y a arrancó con la siembra de nopales. Intentó que sus vecinos ejidatarios le rentaran tierras para cultivar más, pero nadie accedía, le decían que era una plaga y le llamaban “loco”.
“Allá afuera nos pusieron ‘La Parcela de los Locos’, ¿cómo era posible que tiráramos las guayabas para poner nopales”, rememora mientras señala la reja que delimita su verde terreno. “Ahora todo mundo quiere sembrar nopal, después de ver los resultados”, comenta con una sonrisa.
Dos años antes comenzaron a realizar la investigación de diversas biomasas, intentaron con maíz, yuca, caña de azúcar y cebada. Finalmente encontraron en el nopal el poder energético más elevado.
“Era la planta adecuada. Le dimos al clavo”, narra Miguel.
Previo a lanzarse a realizar el trabajo formal, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial dio su aval al proyecto mexicano. Expertos emitieron una respuesta positiva: Los mexicanos estaban en condiciones de generar energía limpia.
Después, en el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), ahora Instituto Nacional de Electricidad para las Energías Limpias (INEEL), colocaron un pequeño laboratorio para demostrar las capacidades del nopal. El resultado fue la obtención de 40 metros cúbicos de biogás por cada tonelada de nopal.
“Ese es un buen parámetro, nos dio idea de que sí era factible y también era rentable”, asegura el maestro que hoy por hoy logra obtener 100 metros cúbicos por cada tonelada de la cactácea.
En 2010 inició la generación de biogás en la planta y para 2016 obtuvieron la patente otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Beneficios ambientales, sociales y económicos
“Estamos combatiendo tres ejes transversales: económico, ambiental y social”, enuncia Rogelio con satisfacción.
En el ámbito económico, explican los empresarios, Nopalimex contribuye con generar empleos y con mantener los precios de las tortillas gracias al uso del biocombustible. En el tema social, ayuda a evitar la migración y con ello a mantener la cohesión familiar, como ocurrió con “Toño” –como le llaman Rogelio y Miguel–, quien por años trabajó en Pemex, lejos de su natal Zitácuaro y su familia.
En materia ambiental, tiene múltiples beneficios desde el momento en que se siembra hasta el fin de la vida del biogás: Cada hectárea de nopal sembrado logra captar 70 toneladas de dióxido de carbono del medio ambiente, el combustible es cero emisiones, la materia sólida que queda del procesamiento de la planta es utilizada como abono y el agua que resulta es empleada como biofertilizante. En Nopalimex todo se aprovecha, nada se desperdicia.
El mundo pone los ojos en Zitácuaro
Existe la posibilidad de llevar Nopalimex al extranjero, pero la prioridad para los empresarios es iniciar por expandir su modelo a lo largo y ancho de la tierra azteca.
Minutos antes de platicar con SinEmbargo recibieron a tres empresarios japoneses interesados en invertir para llevar el modelo a todo el territorio nacional.
Previamente, los nipones degustaron chilaquiles hechos con totopos de nopal, cocinados con la energía producida por Nopalimex en un restaurante zitacuarense. Quedaron maravillados. Hacían pausas para platicar entre ellos en su idioma, realizaban anotaciones y constantes muestras de admiración que aumentaron cuando pisaron una de las tortillerías que opera gracias al biocombustible y después, la planta en donde se desarrolla.
“Los japoneses están buscando aliarse. Ofrecen inversión para detonar estas plantas en mayores magnitudes. El ofrecimiento de ellos es en todo México. No estamos sacando la tecnología para venderla a otros países, ni la estamos vendiendo a ninguna empresa extranjera, estamos estableciendo alianzas para detonarlo para que esto suene más y dé mayores beneficios”, aclara Aké Madera.
Dahlan Iskan, ex ministro de Indonesia para empresas de propiedad estatal, llegó Zitácuaro y fue al grano con los emprendedores: “él de plano después de conocer todo esto nos dijo ‘¿cuánto cuesta la tecnología y de una vez hablamos?’”, recuerda Miguel.
“Aquí hemos estado escuchando ofertas con toda la paciencia del mundo esperando que cuando lo hagamos, lo hagamos para bien de nuestro país y para bien de esta tecnología que merece conservarse para México”, añade.
Los primeros en acercarse fueron funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero con intenciones de hurtar la idea que les costó años de investigación a Miguel y Rogelio.
“No llegaron con ánimos de ayudarnos, llegaron con ánimos de llevarse la tecnología. Nos decían: ‘nosotros les ayudamos para ponerles el sistema bidireccional para que suban la energía a la red, no le vamos a cobrar nada, pero a cambio déjenos entrar a conocer el proceso para mejorarlo. Esas ganas no son de ayudar”, dice decepcionado Miguel.
Fuente/sinembargo