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diciembre 05, 2025

Tulum

Rentas exorbitantes en Tulum desplazan a familias trabajadoras

Roberto Lemus / Grupo Cantón 

La falta de vivienda asequible no solo afecta la estabilidad de las familias, sino también la competitividad del destino

TULUM.— El sueño de mudarse a Tulum para trabajar y vivir cerca del mar se ha vuelto, para muchos, una ilusión costosa. En los últimos cinco años, el precio promedio de las rentas en el municipio se ha disparado hasta en un 200%, convirtiendo a la ciudad en uno de los destinos más caros de Quintana Roo para vivir.

Lo que antes costaba entre 5 y 8 mil pesos hoy supera fácilmente los 15 o 20 mil, incluso en colonias populares.

Un townhouse en La Veleta, por ejemplo, con tres habitaciones, piscina y rooftop, se ofrece actualmente en 35 mil pesos mensuales, mientras que un departamento sin muebles en la misma zona cuesta 8 mil pesos.

En contraste, en Aldea Tulum, una renta de dos habitaciones con amenidades básicas se mantiene en 7,500 pesos, pero sólo porque incluye internet y mantenimiento.

El salario no alcanza para vivir

“Un trabajador que gana entre 8 y 12 mil pesos al mes no puede sostener una renta digna en Tulum. Con suerte comparte cuarto o vive lejos del centro”, explica Javier Montes, corredor inmobiliario con más de una década en el sector. Según dice, la demanda turística y la llegada de extranjeros con alto poder adquisitivo han distorsionado el mercado: “El problema es que el valor del suelo y las rentas se calculan en dólares, pero los salarios siguen en pesos”.

Montes recuerda que en 2020 había departamentos en la zona centro por 5 mil pesos, pero que hoy es casi imposible encontrar algo similar por menos de 10 mil. “La gente local o los trabajadores de hotelería se están yendo a las colonias irregulares porque no hay opción formal asequible”, advierte.

Desplazamiento silencioso

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Esa presión inmobiliaria también ha desplazado a familias que vivían desde hace años en zonas ahora codiciadas.

“La renta vacacional cambió todo”, reconoce María Ceballos, administradora de propiedades en Aldea Zamá. “Antes se rentaba a largo plazo, pero ahora los propietarios prefieren plataformas como Airbnb, donde ganan en dólares y sin contratos fijos”.

Ceballos estima que siete de cada diez viviendas nuevas en Tulum están destinadas al arrendamiento turístico. “Esto no solo encarece la vivienda, también genera inestabilidad social porque los trabajadores no tienen dónde vivir cerca de su empleo. Muchos tardan más de una hora en llegar desde las periferias”, dice.

Familias desplazadas y colonias irregulares

El encarecimiento ha provocado que unas 2,500 familias vivan actualmente en las 14 colonias irregulares de Tulum, según estimaciones de autoridades municipales.

En esos asentamientos, las rentas varían entre 3 mil y 5 mil pesos mensuales, e incluso palapas en 2, 500 pesos, aunque muchas viviendas carecen de servicios básicos como drenaje o alumbrado público.

“Nosotros venimos de Veracruz hace tres años para trabajar en hotelería. Al principio rentábamos en La Veleta, pero nos pidieron el doble al renovar. Tuvimos que mudarnos a la colonia 2 de Octubre”, cuenta Rubén Ortega, padre de familia y mesero en un hotel de la zona costera. “Aquí pagamos 4 mil por un cuartito con baño compartido. No es ideal, pero al menos alcanza para la comida”.

Sin plan de vivienda accesible

Aunque el crecimiento de Tulum ha sido explosivo, el municipio carece de un plan formal de vivienda asequible. Los programas de apoyo se han limitado a la regularización de tierras y a proyectos aislados de mejoramiento urbano. Mientras tanto, el desarrollo inmobiliario continúa concentrándose en zonas turísticas como Aldea Zamá, Región 15 y La Veleta, donde los precios se han vuelto inalcanzables para la mayoría de los trabajadores.

“Si el gobierno no interviene pronto con políticas de vivienda social o incentivos fiscales, Tulum corre el riesgo de convertirse en una ciudad para turistas y no para su gente”, advierte el broker Montes.

La falta de vivienda asequible no solo afecta la estabilidad de las familias, sino también la competitividad del destino.

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Mientras Tulum continúa expandiéndose verticalmente para atraer turismo internacional, cientos de trabajadores locales enfrentan la disyuntiva diaria entre seguir soñando con el paraíso o buscar un lugar donde simplemente puedan pagar un techo.

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