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diciembre 05, 2025

Quintana Roo

Obra construida sin permisos ambientales presenta grietas y riesgo de colapso

REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN

TULUM.— El edificio Adamar Solimán, ubicado en la zona costera de Tankah IV, presenta fisuras estructurales que evidencian un posible riesgo de colapso, de acuerdo con nuevas fotografías difundidas por vecinos y citadas por Novedades Quintana Roo. El inmueble, actualmente abandonado y bajo litigio judicial, fue construido sin contar con los permisos ambientales requeridos, situación que derivó en una orden de demolición emitida por un juez federal, aún impugnada por los propietarios.

De acuerdo con Irma Morales Cruz, abogada de la asociación civil Defendiendo el Derecho a un Medio Ambiente Sano (DMAS), las imágenes confirman la fragilidad de la construcción. “Vecinos nos comparten fotografías de la obra donde se ve que se está cuarteando. En su momento pedimos un dictamen técnico al municipio porque advertimos que no estaba en buenas condiciones”, señaló.

Los vecinos de la zona alertaron sobre el deterioro visible del inmueble, ubicado a unos 10 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Tulum, pues temen que las fracturas en su estructura puedan generar un colapso y provocar afectaciones al entorno costero. La abogada explicó que la edificación se realizó sin los estudios de impacto ambiental correspondientes, y que su levantamiento alteró la estabilidad del ecosistema.

“Eso es lo que ocurre cuando no se aplican los estudios técnicos. La propia Dirección de Protección Civil de Tulum levantó un acta circunstanciada el año pasado, donde se señalaba que la obra presentaba una inclinación lateral, por lo que ya estaba comprometida”, agregó Morales Cruz.

El conflicto legal en torno al edificio se remonta a más de dos años, cuando un vecino interpuso un amparo que derivó en la orden de demolición. Sin embargo, los dueños del proyecto impugnaron la sentencia, prolongando el proceso judicial.

A mediados de este año, la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo aseguró el inmueble a solicitud de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), luego de que los propietarios se negaran reiteradamente a suspender los trabajos de construcción.

La medida fue autorizada por un juez de control de Tulum, quien ordenó el aseguramiento preventivo ante el riesgo ambiental y estructural del edificio. Hoy, el Adamar Solimán permanece abandonado, convertido en un símbolo del desarrollo irregular y la falta de control urbano en las costas de Tulum, donde los conflictos entre intereses privados y la protección ambiental continúan en tensión.

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