Ángel Canul / Grupo Cantón
María Victoria y Beatriz Iuit, curanderas de Quintana Roo, comparten el don ancestral del sobado, heredado por familia y guiado por fe y sabiduría tradicional.
Kantunilkín.- María Victoria Helguera Cauich, una persona de 85 años de edad explicó que a la edad de 18 años fue inspirada por obra divina de acomodar a los niños en caso de que viene dentro del seno de la mamá como atravesado, parado o sentado que dificultaría el nacimiento.
En entrevista para exclusiva por grupo Cantón, reveló que ese don se la pidió a Dios, debido a que provenía de una familia humilde donde la situación estaba precaria y en ese tiempo pedía un apoyo de cinco pesos y en la actualidad a 250 pesos.
Recordó que su primer trabajo fue con una señora que identificó como Goya, cuando estaba en su domicilio adolorida por un golpe en uno de sus tobillos y fue cuando la sobo, y lo que recuerda como sí alguna fuerza divina le decía como hacerlo.
Sin embargo, en ese tiempo al día siguiente acudió a buscar agua en uno de los pozos del parque principal y ahí visualizó a la señora Goya, quien le agradeció por el trabajo que realizó y quedo muy bien.
De igual forma dijo que las personas que acuden por algún trabajo primero los examina sí es el siro, espalda, cadera, brazos o pies, para que se les componga como le llama ella al sobarla.
Reconoció que de parte de m su extinto padre don Isabel Helguera Medina, originario de la ciudad de Tizimín Yucatán, gran parte de sus hermanas son hueseras y parteras, de tal forma posiblemente proviene de una herencia de familia.
Precisó que por el momento no ha pasado peripecias con las autoridades de salud, porque cuando no es de su competencia es claro y le dice que debe ir a realizarse alguna radiografía en caso de que lo requiera.
Agregó que durante más de 60 años de trabajo ha perdido la cantidad de personas que ha atendido proveniente de las ciudades de Cancún, Chetumal, Veracruz y comunidades del municipio y de toda la península de Yucatán.
Por otra parte, Grupo Cantón, entrevisto a Beatriz Iuit Baas, de 41 años de edad y reveló que le dieron ese don hace 22 años, pero empezó a trabajarlo hace 20 años y que posiblemente fue una herencia a través de su ahora extinto abuelo, Adelaido Baas.
Precisó que su trabajo fue con su familia y en este caso su mamá, Rosaura Baas Canul, sufrió un accidente y fue cuando de manera natural le sobo sus pies y que de manera natural como si alguien le guiaba como lo va hacer.
Recordó que en un inicio se rehusaba a realizar el trabajo de tal forma se le hinchaba las manos y acudió con un yerbatero y le explicó que la solución esta en su persona y lo único que debía hacer será ayudar a las personas que lo requiere.
Subrayó que ese yerbatero realizó recomendaciones y citó como ejemplo cuando se accidentó una persona en la espalda fracturándose la columna y con el pasó del tiempo fue dándose a conocer.
Aunque dijo que fue de manera natural el conocimiento, porque sentía como unas manos grandes la forma como debió hacer sus trabajos al grado de que lo han invitado por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas para que participe en una cumbre en la ciudad de Cancún y así como en la cumbre del tajín que se realizó en Papantla Veracruz, donde participaron a un congreso de médicos tradicionales, sobaderos y curanderos.
Aunque aclaró que en los trabajos que realiza cuando hay fracturas y fisuras de un paciente, lo canaliza con un especialista y reconoció que en un inició tenia temor, porque le daba tres sesiones de trabajo y sólo acudían dos veces, de tal forma cuando los veía a la calle, le agradecían y no fue necesario la tercera sesión.
