Sofía y Ramón empeñaron hasta lo que no han terminado de saldar en “pagos chiquitos”, pero eso sí, van dispuestos a surtir la larga lista de útiles escolares, uniformes y demás equipo para el nuevo ciclo escolar. Lo preocupante y triste es que ellos, son solo un ejemplo de los millones de padres que en México se la rifan, creyendo que con la educación que reciben sus hijos, se preparan para su futuro.
El problema es que México no ha sabido apreciar la importancia de la educación para su desarrollo, ni el gobierno ni el pueblo mexicano hemos captado ni entendido que es la mejor herramienta que podríamos utilizar para lograr desarrollo económico. La indiferencia del mexicano hacia nuestro nivel educativo, le ha permitido al gobierno engañarnos y estafarnos. Según estudios realizados, a México le tomará más de 25 años alcanzar los niveles promedio de matemáticas y más de 65 años en lectura y para “masticar el inglés” otro tanto de años. Nuevamente los mexicanos nos encontramos rezagados a nivel internacional, imposible competir con países que han puesto como prioridad la educación. México se ubica en el sitio 102 de 124 en calidad de educación primaria, Finlandia ocupa el primer lugar. La Mediocridad Estandarizada nos hace acostumbrarnos a eso, nos conformamos al decir que no somos el peor país y que por lo menos la UNAM esta entre las 100 mejores universidades del país.
El gasto de México por estudiante es uno de los más bajos dentro de los países participantes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en nuestro país se cuenta con el recurso económico para mejorar la educación, sin embargo no existen los mecanismos para lograrlo, ya que la corrupción lo impide.
Hace un año, cuando el presidente de la república y el secretario de Educación Aurelio Nuño presentaron el nuevo modelo educativo, se reconoció el rezago y se dijo se trabajaría en ello. Lo cierto es que la educación en nuestro país no mejora, ni mejorará, a menos que los mexicanos lo exijamos como el derecho que es y no como un privilegio exclusivo para ciertas clases sociales.