Redacción/Grupo Cantón
Washington, D.C.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió con la tradición anual de indultar a dos pavos que se salvarán de ser el plato principal en la cena de Acción de Gracias, pero no perdió la oportunidad de bromear sobre su antecesor, Joe Biden, afirmando que anula los perdones otorgados el año pasado por haber sido firmados con un “bolígrafo automático”. El acto, celebrado en la Rosaleda de la Casa Blanca —un jardín que Trump ordenó pavimentar—, contó con la presencia de la primera dama, Melania Trump.
Los pavos afortunados son Gobble (que significa “engullir” en inglés) y Waddle (“pavonearse”), nacidos en julio en una granja de Carolina del Norte, con pesos de 24 y 23 kilos, respectivamente. “Gobble, quiero decirte algo muy importante: estás indultado de forma incondicional”, declaró Trump ante el pavo principal, colocado sobre un podio, que respondió con un glugluteo. Waddle, el suplente, no asistió a la ceremonia. “Waddle está desaparecido, pero no importa. Fingiremos que está aquí”, añadió el mandatario con humor.
Esta tradición, una de las más pintorescas de la Casa Blanca, suele incluir bromas presidenciales, y Trump la aprovechó para atacar a rivales políticos. Acostumbrado a criticar a Biden por su supuesta incapacidad y el uso de un “autopen” para firmar documentos, Trump anunció entre risas que eso hace “totalmente inválidos” los perdones del año pasado a los pavos Peach y Blossom. Bromeó además con que esos pavos estaban en camino de ser “procesados”, pero decidió perdonarlos a última hora para evitar que fueran engullidos.
El republicano continuó con chistes políticos: dijo que planeaba bautizar a los pavos de este año con los nombres de los congresistas demócratas Chuck Schumer y Nancy Pelosi, pero se dio cuenta de que con esos nombres jamás los indultaría. Además, insultó al gobernador de Illinois, el demócrata JB Pritzker, llamándolo “gran gordo y vago” por la inseguridad en ese estado, aunque admitió que él mismo quiere perder algunos kilos.
Los pavos, de plumaje blanco y cabeza azul, fueron seleccionados en el concurso anual de la Federación Nacional del Pavo. Durmieron en un lujoso hotel cerca de la Casa Blanca y, tras el indulto, pasarán el resto de sus vidas bajo el cuidado de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
Cada año, alrededor de 46 millones de pavos son sacrificados en Estados Unidos para el Día de Acción de Gracias, una festividad que conmemora un banquete entre colonos ingleses e indígenas en 1621 para celebrar una buena cosecha. Aunque presidentes han recibido pavos como obsequio durante décadas, fue George H. W. Bush quien inició el indulto formal en 1989, en respuesta a una protesta ambientalista frente a la Casa Blanca.