Redacción / Grupo Cantón
Expertos advierten sobre el riesgo de que los adolescentes migren hacia plataformas menos reguladas y potencialmente más peligrosas.
Australia.- La prohibición australiana de redes sociales para menores de 16 años, vigente desde el 10 de diciembre, ha provocado un intenso debate sobre su impacto real en la seguridad digital. Gabriel Zurdo, referente latinoamericano en riesgo tecnológico y CEO de BTR Consulting, calificó la medida como “fundacional”, aunque advirtió que podría empujar a los adolescentes hacia entornos digitales más oscuros y con menores controles que plataformas populares como Instagram o TikTok.
Zurdo señaló que existen espacios digitales poco conocidos por los padres, carentes de sistemas de autenticación y fácilmente accesibles más allá de las fronteras nacionales. Esta preocupación coincide con la advertencia realizada meses atrás por la Comisionada Nacional de Seguridad Electrónica de Australia, Julie Inman Grant, quien alertó que las restricciones por edad pueden incentivar el acceso clandestino de jóvenes a servicios no convencionales y menos regulados.
Australia se convirtió así en el primer país del mundo en aplicar una prohibición de este alcance, con multas de hasta 32 millones de dólares para plataformas como Facebook, Instagram, TikTok, YouTube, Snapchat, X y Reddit. Mientras Meta comenzó a eliminar cuentas de adolescentes australianos, Reddit decidió impugnar judicialmente la medida. Desde el ámbito académico, Daniel Argus, de la Universidad Tecnológica de Queensland, calificó la decisión como “imprudente” y sostuvo que desplaza el foco de la mejora del contenido hacia una simple barrera de entrada.
Las grandes tecnológicas han cuestionado la viabilidad técnica de la verificación de edad, un argumento que Zurdo rechaza. El experto afirmó que existen herramientas efectivas, utilizadas en países como China y en otros sectores, aunque requieren inversión y educación. Como ejemplo citó plataformas de monitoreo escolar basadas en inteligencia artificial, lo que reaviva el debate entre privacidad y protección infantil en un escenario digital cada vez más complejo.
