México.- El Colegio Cardenalicio, órgano esencial de la Iglesia Católica encargado de elegir al Papa tras su muerte o renuncia, tiene entre sus miembros a dos cardenales mexicanos con derecho al voto: Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega. Con una formación académica y religiosa destacada, ambos podrían tener un papel clave en el próximo cónclave.
Carlos Aguiar Retes: Un camino de formación y liderazgo
Carlos Aguiar Retes inició su formación en el Seminario de Tepic, donde estudió Filosofía y Humanidades. Más tarde continuó su preparación en Teología en los seminarios de Montezuma y Tula, antes de viajar a Roma para estudiar Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico. Tras obtener su Doctorado en Teología Bíblica, fue consagrado Obispo por el Papa Juan Pablo II en 1997.
Además de su sólida preparación académica, Aguiar Retes ha ocupado diversos cargos en la Iglesia, destacando su liderazgo como Rector del Seminario de Tepic y su posterior consagración como cardenal por el Papa Francisco en 2017.
Francisco Robles Ortega: Formación académica y pastoral
Por su parte, Francisco Robles Ortega comenzó su formación en el Seminario Menor de Autlán y continuó sus estudios en Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de Guadalajara y la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Fue ordenado sacerdote en 1976 y, tras su regreso a México, se dedicó a la enseñanza y el trabajo pastoral en diversas diócesis.
Robles Ortega ha desempeñado roles importantes en la Iglesia, siendo Rector del Seminario de Autlán y ocupando puestos de liderazgo como Vicario General y Administrador Diocesano de dicha diócesis. Fue creado cardenal por el Papa Francisco en 2018.
El Colegio Cardenalicio y su responsabilidad en la Iglesia
El Colegio Cardenalicio es un órgano esencial de la Iglesia Católica, responsable de asistir al Papa en cuestiones eclesiásticas y personales. Los cardenales están organizados en tres órdenes: episcopal, presbiteral y diaconal, y sus roles están determinados por el Papa. La creación de nuevos cardenales se oficializa mediante el Consistorio Ordinario Público, en el cual los nuevos cardenales reciben un título o diaconía, junto con el birrete y el anillo cardenalicio.
