Redacción/Grupo Cantón
Se han reportado casos en aves y animales exóticos en Tabasco y Yucatán, con riesgos de mortandad masiva como en Florida
Ciudad de México.- A un año del rebrote del gusano barrenador del ganado (GBG) en México, erradicado en 1991, las autoridades y expertos mantienen encendidas las alertas ante la posibilidad de que este parásito se extienda a animales en vida libre en territorio nacional, lo que podría generar impactos devastadores en poblaciones vulnerables.
En entrevista exclusiva, la doctora Marie Palma Irizarry, representante de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm) y experta de la Unión para un Manejo Sustentable de nuestra Biodiversidad (Unbio), reveló que hasta la fecha se han reportado casos de miasis por gusano barrenador en dos aves silvestres y dos animales exóticos en confinamiento, ubicados en los estados de Tabasco y Yucatán. Aunque no se descarta una cifra negra de infestaciones no detectadas, los ejemplares confirmados incluyen un gavilán pollero, una paloma, un ciervo rojo y un búfalo de agua, todos con presencia de larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax.
“Los ejemplares de vida silvestre infestados por el gusano barrenador del ganado pueden esconderse o huir a zonas más remotas y eso complica el diagnóstico”, advirtió Palma Irizarry, quien también es miembro del Comité 7 de Fauna Silvestre del Consejo Técnico Consultivo Nacional de Sanidad Animal (CONASA). La experta enfatizó que la mayor preocupación radica en los animales silvestres, ya que aquellos bajo cuidado humano en zoológicos o criaderos son monitoreados prácticamente las 24 horas del día.
La experiencia internacional respalda estas inquietudes. Palma Irizarry recordó el brote entre 2016 y 2017 en los ciervos de los Cayos de la Florida, Estados Unidos, donde el gusano barrenador causó la muerte de 135 ejemplares de una subespecie en peligro de extinción, en las islas de Big Pine y No Name Key. “En realidad, un evento como este podría afectar a poblaciones pequeñas, a poblaciones vulnerables y por supuesto, es una preocupación que ronda en nuestras cabezas”, indicó.
A diferencia de los bovinos, donde los ataques del gusano barrenador son más evidentes, en la fauna silvestre las larvas pueden propagarse rápidamente durante la época reproductiva, aprovechando heridas ocasionadas por peleas entre machos, lesiones de garrapatas, depredadores o incluso cazadores. Esta dinámica complica el control del parásito y eleva el riesgo de mortandad masiva en especies amenazadas.
Las autoridades sanitarias mexicanas, en coordinación con organizaciones como Azcarm y Unbio, continúan monitoreando la situación y llaman a la población a reportar cualquier signo de infestación en animales silvestres. Expertos insisten en la necesidad de fortalecer medidas de vigilancia y prevención para evitar que el rebrote del GBG, detectado por primera vez en noviembre de 2024, se convierta en una amenaza mayor para la biodiversidad nacional.