Jocelyn Díaz / Grupo Cantón
Con cuatro décadas de historia, Caifanes mantiene viva su esencia. Este sábado volverán a encontrarse con su público en Cancún.
Like.- La historia del rock mexicano no podría contarse sin mencionar a Caifanes, una de las bandas más trascendentes de la escena nacional, símbolo de resistencia, arte y libertad sonora. Surgidos en los años ochenta, cuando el rock aún luchaba por abrirse espacio entre las censuras y los prejuicios, Saúl Hernández, Diego Herrera, Alfonso André, Rodrigo Baills y Marco Rentería mantienen viva una llama que ha encendido a varias generaciones.
Luego de un par de años de ausencia, Caifanes regresa a Cancún para reencontrarse con su público este sábado 18 de octubre a las 21:00 horas en la Plaza de Toros, donde los acordes de “Afuera”, “La célula que explota” y “Viento” resonarán una vez más entre la emoción y la nostalgia. En entrevista exclusiva con Quintana Roo Hoy, Diego Herrera, tecladista y saxofonista de la agrupación, compartió su sentir ante este esperado reencuentro.
“Somos de la vieja guardia, una banda muy orgánica. Dependemos de lo que sucede en vivo, vamos modificando el programa según lo que pasa con la gente. Nos gusta conectar con el público; la música borra cualquier frontera o prejuicio y se crea una unidad muy especial con la banda”, expresó.
Herrera recuerda con asombro los inicios de Caifanes, cuando todo era intuición, fe y necedad artística. “Siempre ha sido muy alucinante que una banda que surgió en una azotea con un pianito se haya convertido en esto. Ver tanta gente joven en las tocadas es muy chido. En un inicio todos hacíamos otras cosas para sobrevivir, con tal de no desvirtuar este proyecto. Éramos unos necios que tocábamos donde nos dejaran. Caifanes nunca respondió a ninguna moda, ni tendencia. Hemos mantenido la esencia porque hacemos lo que nos apasiona, lo que queremos, y eso es lo que trasciende.”
El músico también compartió una reflexión sobre lo que representa estar frente al público después de tantos años de carrera. “A veces llegamos hechos pedazos del avión que sube y baja, pero en el momento que ponemos un pie en el escenario, sale energía de no sé dónde y nos volvemos locos. Es algo muy bonito, muy humano, es amor. En vez de pelearnos o separarnos, nos unimos con la raza. Es precioso. Todos los seres humanos añoramos ese lugar de amor, de abrir el corazón, de sentir, y la música tiene esa virtud. Seguimos súper alucinados de seguir arriba del escenario, luego de un sueño que tuvimos hace 40 años. Somos muy afortunados de vivir lo que estamos viviendo ahorita.”
ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE
Sobre la posibilidad de lanzar material nuevo, Diego confiesa que no hay prisa: “Entramos y salimos del estudio. Antes teníamos la presión de entregar un disco con cierto número de canciones y duración exacta, por planes de marketing. Ahora no tenemos esa presión. Nos tardamos más, pero porque buscamos algo que nos guste, que nos atrape. Los mayores jueces de nuestra música somos nosotros. Si algo no nos gusta, no lo grabamos. Pero cuando sucede la magia, ahí sale. Eso es lo que queremos seguir haciendo: buscar qué más tenemos por decir y por hacer”.
Para el músico, la manera de consumir música también ha cambiado radicalmente. “Antes, con los vinilos, nos aprendíamos todas las rolas de un disco. Ahora, si no atrapas en los primeros tres o cuatro segundos, la gente se sigue. Nosotros hacemos nuestras rolas y somos coherentes con lo que queremos.”
HAY CAIFANES PARA RATO
A más de cuatro décadas de historia, Caifanes vive un momento de plenitud. “Estamos en un momento de bastante armonía entre nosotros, cosa que no es fácil porque pasamos más tiempo juntos que con nuestras familias. Pero disfrutamos mucho lo que hacemos, y eso marca la diferencia. Agradecemos lo que tenemos: salud, la posibilidad de seguir tocando, de llegar caminando al aeropuerto… eso se agradece y se siente. Estamos sonando chido y disfrutando mucho los conciertos.”
Finalmente, Diego dejó un mensaje para el público quintanarroense: “Nos vemos por allá el sábado. Compartiremos un buen puñado de rolas, y si la gente quiere sugerirnos algo en redes y podemos montarlo, con gusto lo tocaremos.”