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26 abril, 2024

Cancún

Nuestros orígenes polinesios y chinos

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Francisco Verdayes Ortiz
CANCÚN, Q. Roo
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Si usted piensa que Quintana Roo es un ejemplo de diversidad cultural a partir del turismo, se equivoca. La migración hacia esta zona de la República Mexicana ha sido una constante, y hoy sabemos de gran trascendencia no sólo para la historia nacional, sino también continental. ¿No lo cree? ¿Le parece exagerado? Déjeme le cuento lo siguiente.

En el año 2002 un grupo de investigadores localizó tres esqueletos humanos en una caverna inundada, a unos cuatro kilómetros y medio de los vestigios arqueológicos de Tulum.

La ciencia pudo determinar que estas personas vivieron hace más de 10 mil años, durante la llamada Era de Hielo. La excelente conservación de los huesos (el 90 por ciento en buen estado) permitió la reconstrucción de este ser, a quien se le dio el sobrenombre de “La mujer de las Palmas”.

“Volver a la vida” a esta cavernícola “quintanarroense” fue todo un suceso, pues junto con los otros dos viajeros del tiempo, los científicos aseguraron que se trataba de los ancestros más remotos del continente americano, encontrados hasta el momento.

Al morir –la dama en mención– tenía entre 44 y 50 años, una estatura de 1.52 metros y un peso de 58 kilos. Empero, lo más relevante del hallazgo fue descubrir que su estructura corporal, color de piel y ojos, no correspondían a los rasgos de la población del norte de Asia.

Usted recordará que por años se nos enseñó en la primaria que el poblamiento del continente se había iniciado a través del estrecho de Bering, que los cazadores siberianos, seguramente siguiendo una presa, habrían ingresado de manera fortuita a América.

La media filiación de “La Mujer de las Palmas” no coincidió con la historia tradicional, pues su físico era más semejante al de los habitantes del sureste asiático, de lo que se conoce como la Polinesia, es decir, ese conjunto de islas del Pacífico entre las que destaca Hawaii.

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De lo anterior se deduce que cuando los mares se congelaron, llegaron a nuestra tierra gente de la Polinesia. No es una teoría descabellada, tomando en cuenta el extremo parecido entre mayas contemporáneos y hawaianos, por citar un ejemplo.

Pero la historia del flujo migratorio no para ahí. Hoy también se sabe que los chinos, que durante siglos fueron una potencia marítima, llegaron a América por lo menos 500 años antes que Cristóbal Colón. Los investigadores encuentran marcadas influencias asiáticas, especialmente entre los incas del Perú y los mayas mesoamericanos.

Para nadie es un secreto lo sorprendentemente parecidos que resultan el idioma chino y la lengua maya; muy al margen de los detalles físicos de su gente como la forma del cabello y, en algunos casos, los ojos oblicuos (rasgados). Investigaciones científicas dicen que el ADN es el mismo.

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