Declarar no empobrece, ni compromete… Podría estar pensando Jorge Portilla.
De cualquier manera, así sea con afán mediático, el recule de la semana pasada fue inmenso.
El miércoles pasado, publicamos: “en Quintana Roo, sobre todo en Cancún, mandan los taxistas”. Al día siguiente Portilla afirmaba, cito textual: “Los taxistas no son una autoridad ni la tienen… ni siquiera son dueños de las placas”.
O sea, los taxistas no mandan. Buena respuesta. Excelente en su rapidez me atrevería a pensar.
De no ser por la “tamizada” que le dio a sus palabras el titular de Sintra al día siguiente, condicionando la llegada de Uber a lo que diga el Congreso.
Como si de verdad fuese así.
¿Intento de lavarse las manos? ¿Le respondieron los taxistas de inmediato? ¿Lo amenazaron? ¿Pusieron el tema electoral sobre la mesa de la discusión?
Lo cierto es que a Jorge Portilla le ha resultado muy incómodo al gobierno de Carlos Joaquín. Lo que electoralmente tuvo peso, en la práctica del poder no ha ayudado ni con la esperanza. Por eso se advierte la coyuntura electoral del año que entra, la ambición de Portilla siempre ha sido gobernar Tulum, como ideal para darle una salida digna.
Y si pierde o gana, da igual.
Un funcionario público que tiene la responsabilidad del transporte público, no debería ser concesionario del mismo, a priori. Simplemente por salud institucional, para no estar permanentemente “bajo sospecha”. Prohibir la entrada de Uber a Quintana Roo, petición de los taxistas, lo coloca en esa tesitura porque sus intereses, los intereses de sus taxis, lo hacen parte interesada.
De ahí que no podamos saber si Cancún tendrá servicio de Uber, como lo están exigiendo no solamente quienes viven aquí sino los turistas.
La mafia de los taxistas es sumamente poderosa. No es necesario especular al respecto, basta ver las instalaciones, monumentales, de sus sindicatos. Tiene que haber mucho dinero en juego,
para no hablar de otros intereses que colindan con los criminales.
¿Podrá la nueva ley de transporte público del Estado conciliar estos intereses con la modernidad, con la realidad, con lo urgente que eso es la operación de Uber?
Quién sabe bajo qué influencia u orden superior, el titular de Sintra afirmó que “no se dejarían intimidar por ningún sindicato”, y que la ley se haría cumplir… es decir, la ley que al día siguiente diría que está en manos de los diputados, y qué quién sabe cómo será…
Por lo pronto habrá que otorgar un trofeo a Jorge Portilla por su capacidad de recular y, luego, volver a recular de lo reculado.