Uno de los municipios del estado, Bacalar, tiene este dinero como presupuesto anual.
Es decir, para pagar nómina y construir obra pública y garantizar servicios como recoger basura.
Al joven Remberto Estrada le quieren quitar una partecita de su presupuesto para pagar sus publicaciones, esas donde sale sonriendo como aeromoza. Dinero etiquetado para gastos de publicidad, de prensa, de imagen que suman 120 millones de pesos al año.
O, si se prefiere, 10 millones de pesos cada mes.
Y que, si nos atenemos a los resultados, no le han servido para “componer” su pésima imagen. Lo que no le interesa mucho porque, rodeado de sus incondicionales, Remberto sale a la calle como el rey desnudo creyendo que la gente aplaude sus vestimentas. Y así no se da cuenta de la realidad.
¿Ciento veinte millones de pesos son muchos? ¿Cuántas casas, de las que derrumbaron los terremotos en otras partes del país, podrían construirse?
Nos hemos enterado de esta cifra, apabullante, porque Greg Sánchez, hoy regidor del gobierno municipal de Benito Juárez, quiere que parte de ese dinero sea utilizado para temas de seguridad. Tal vez porque vamos en 153 ejecutados en este año, o por ahí, según lo acumulado en últimas horas, porque ya comenzaron las cancelaciones de reservaciones, porque los negocios cierran todos los días.
¿Se necesita dinero para invertir en seguridad en Cancún? La respuesta es inmediata y categórica.
En cuanto a la imagen del joven Remberto que, además, quiere reelegirse, habría que puntualizar que el gasto millonario, con la ¿señorita? Adriana Mezquita de por medio, ha sido totalmente inútil.
Ese dinero serviría, supongo que bien gastado, para promover a cualquiera en todo el país.
Para convertirte en candidato presidencial independiente. Para que te conozcan en todo el mundo…
También, obvio, permitiría que la imagen institucional del gobierno fuese difundida, o que los efectos del “warning” del gobierno de Estados Unidos fuesen “contrarrestados”, pero Remberto Estrada, con la complicidad de la Mezquita, lo gasta para salir en medios locales sonriendo a una viejita o a un niño, la misma foto repetida hasta el infinito. Y, obvio, para repartir dinero a los seudo chantajistas, perdón seudo periodistas…
¿Quién autorizó esta cifra? ¿De dónde salió este dinero? ¿Por qué puede suceder, todavía, este gasto supino en Quintana Roo?
