¿Te has preguntado cuántas veces utilizas tu teléfono inteligente, celular o Tablet? ¿Cuánto tiempo inviertes conectado a las redes sociales, sistemas de mensajería y grupos de chat?
Hace unos días mientras hacía la fila para registrarme en un vuelo a la Ciudad de México, miraba a los viajeros hacer sus trámites, organizar sus equipajes, dialogar. De repente un grupo de turistas españoles empezaron a mostrar su inquietud buscando algo que probablemente habían olvidado. Lo primero que me vino a la mente fue que tal vez habían olvidado sus pasaportes, ¿Qué otra cosa podría haber hecho a la persona cambiar del color generado por el sol de nuestras playas a otra tonalidad que solamente el enojo puede generar? En efecto… haber olvidado el teléfono móvil.
De acuerdo a Apple, en estudio realizado por The Wall Street Journal, el promedio de los usuarios utilizan cerca de 80 veces al día el dispositivo móvil, lo que implica cerca de 30 mil veces durante un año, y genera una gran dependencia personal hacia ellos, se vuelven en la extensión, medio de interacción y acceso al mundo de los seres humanos. Si consideramos que una persona tarda cerca de 75 segundos para centrar su atención de un tema a otro, esto significa que al día invertimos 100 minutos (1 hora con 20 minutos) y 25 días al año solamente en el vaivén de la verificación de nuestros celulares y el retorno a nuestras actividades.
La conectividad que ofrecen los dispositivos móviles sin duda generan productividad pero también son una fuente de información que distrae y dispersa el uso del tiempo de las personas. Si no es concientizado y controlado a través de una depuración inteligente; genera el efecto contrario en el rendimiento, la relación con los demás y la sensibilidad hacia nuestros entornos sociales y la naturaleza.
Una manera inteligente de utilizar esta herramienta es limitar las notificaciones constantes que generan ya que de manera permanente nos colocan en estado de alerta, lo cual genera estrés, distracción y desgaste mental. Estas constantes “alarmas” nos colocan en un estado permanente de micro management y descuidamos la parte estratégica de nuestras vidas, nuestras relaciones importantes de familia y amigos, así como la gestión profesional.
No hay que olvidar que los teléfonos móviles son una herramienta y están a nuestro servicio para facilitarnos las cosas.