Redacción / Grupo Cantón
Desde la apertura de puertas, miles de fanáticos se congregaron para celebrar una edición especial que marcó el décimo aniversario del regreso de la F1
CDMX.- Más de 150 mil aficionados dieron vida al Gran Premio de México, una jornada cargada de emoción que hizo vibrar las gradas del Autódromo Hermanos Rodríguez, donde la energía del público se fusionó con la adrenalina de la Fórmula 1.
El colorido de la cultura mexicana volvió a hacerse presente en cada rincón del recinto de la Magdalena Mixhuca, que rugía vuelta tras vuelta con una intensidad que rivalizaba con la de los potentes monoplazas.
Desde la apertura de puertas, miles de fanáticos se congregaron para celebrar una edición especial que marcó el décimo aniversario del regreso de la F1 a la Ciudad de México.
Entre los asistentes no solo destacaban los seguidores locales, sino también un nutrido grupo de visitantes extranjeros que no quisieron perderse esta cita inigualable del calendario automovilístico.
El ambiente festivo se complementó con mariachis, DJs y música en vivo, mientras los asistentes disfrutaban de la gastronomía mexicana: tacos, tortas, burritos, tequila y mezcal se convirtieron en parte esencial de la experiencia.
Aunque “Checo” Pérez no estuvo presente este año, su ausencia no impidió que su espíritu se hiciera sentir. Las gorras, playeras y banderas del piloto tapatío se vendían por doquier, y sus seguidores las portaban con orgullo en cada tribuna.
Además del inconfundible azul de Red Bull, el naranja de McLaren y el rojo de Ferrari tiñeron el autódromo, reflejando la diversidad de pasiones que conviven en esta gran fiesta del automovilismo.
Pese a algunos abucheos dirigidos a Lando Norris, el piloto británico terminó imponiéndose en la pista y se llevó la victoria del Gran Premio de México, haciendo vibrar a los fanáticos del llamado Team Papaya.
