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Pedir perdón (parte dos)

Y entonces, pedir perdón en boca del Ilustrísimo implicaría muchas cosas. Pero ya no mencionemos que venda su casa y haga viviendas. Pensemos un poco más coherentemente.

Que venda su casa y que el dinero lo regrese a las arcas nacionales, que hiciera todo un evento de ello y se televisara y se mostrará al Ilustrísimo con toda la seguridad de alguien que realmente sintió el deseo de un perdón nacional.

¡Imagínense ustedes!  Con esa acción seguro muchas de sus fans que votaron por él pensando que estaba guaperrimo, pensarían que es un ángel y  sus detractores de la clase media se sorprenderían mientras que los de su calaña seguro le verían como el gran imbécil que siempre ha sido y aun peor.

Pero, ¿Qué podría mejor hacerse después de haber emitido esas palabras tan terribles? Ahora se acorraló, se echó la soga al cuello aceptando de tajo su corrupción absoluta.

Pero nunca es tarde para recapacitar y recular y hacer algo que jamás nadie había hecho en la historia de este país, regresar parte de lo robado de forma altruista y sin necesidad de pisar la cárcel. Sería tremenda tal acción. Pero por mala ventura eso es sólo un guión de películas motivacionales, donde la lucha por cambiar vidas a través de la reflexión resulta irreal en muchos casos. Ojala nuestros políticos entraran en ese estado de consciencia que les permitiera regresar lo tomado y hacer una Nación diferente, un estado diferente, un municipio diferente, una colonia diferente. Ahora vendrá la oportunidad de Carlos Joaquín, ya ha seleccionado a sus cercanos, a un gabinete que muchos critican y otros aplauden, ahora vendrá la hora de la verdad y demostrará de qué cuero salen más  correas.

Publicado por
Redacción Quintana Roo