En un municipio en el que se ha disparado la delincuencia, en donde un día ocurre un homicidio, un asalto y una fuga de reos o un mitin en la cárcel, y al otro sucede lo mismo, la ciudadanía debe exigir a sus autoridades un freno inmediato y que cumplan con su función o que renuncien, sin importar que falten dos días o tres meses para concluir esta gestión.

En un municipio en el que se ha disparado la delincuencia, en donde un día ocurre un homicidio, un asalto y una fuga de reos o un mitin en la cárcel, y al otro sucede lo mismo, la ciudadanía debe exigir a sus autoridades un freno inmediato y que cumplan con su función o que renuncien, sin importar que falten dos días o tres meses para concluir esta gestión.

Y es que ya es diario, los periódicos locales escurren sangre de tanta nota roja, de tanta violencia, sin que el gobierno de Paul Carrillo de Cáceres intente ni siquiera meter las manos.

En un municipio con gobierno displicente a lo que le sucede a la ciudadanía, pero “quedabien” en momento con las autoridades estatal y federales, la delincuencia ha sentado sus bases, permitiendo actos atroces a diario, y solapando la impunidad.

Lo cierto es lo mismo el delito común, que el crimen y hasta el narcomenudeo están a al orden del día, nadie hace el intento para detenerlos y continúan a la alza, generando temor entre la población y poniendo en riesgo la imagen del principal destino turístico de México.

Esto debe ser un enérgico llamado, no a las actuales autoridades que ya tienen un pie fuera de Palacio Municipal sin haber hecho absolutamente nada por Benito Juárez más allá de algunos campitos deportivos, más bien al gobierno que entrará el funciones a partir de septiembre para que tengan especial interés en crear una corporación policiaca fuerte, con gente que en realidad trabaje.

Cancún ya no soporta más ni merece un mal gobierno. Es tiempo que la gente, que en realidad quiere a esta ciudad, se ponga a chambearle por el bien de las futuras generaciones, por quienes nacieron en este municipio.