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#VenaCava: El 5to. Poder y la paradoja de la censura

#VenaCava

El 5to. Poder y la paradoja de la censura

Contaré una anécdota que viví en el 2011, siendo analista político. En el Estado de Veracruz, una usuaria en la entonces llamada red social Twitter, aseveró ser testigo de un acto aterrador: ver a un helicóptero sobrevolar una escuela primaria y desde ahí soltar disparos a quema ropa.

Como la dama había ejercido el oficio de reportera, nadie dudó de sus palabras y además, ella inculpó al Secretario de Educación de entonces, colocando su número personal para que la gente le reclamara.

Por mi labor, rastreamos el origen del hilo informativo y la policía cibernética dio con la IP del lugar donde la información se emitió. Pero antes de este sencillo paso, les explico todo lo que ocurrió afuera de una computadora y pantallas.

Hubo el efecto viral, seguido de llamadas telefónicas que provocaron que todos los dispositivos de entonces colapsaran; hubo choques de autos por padres de familia angustiados; hubo reportes de paros cardiacos; hubo bardas de escuelas tiradas por personas en búsqueda del resguardo de sus hijos. El Puerto de Veracruz y Boca del Río, ciudades conjuntas, implosionaron.

Técnicamente, un twitt había generado terror y eso, en la constitución de México se castiga legalmente. Pero las redes sociales estaban floreciendo en el mayor acto de libertad de expresión y no eran parte del Estado sino propiedad privada por servicios de internet. El entonces gobernador del Estado, que en su momento actuaba con razones para encarcelar a la dama, tuvo que disculparse. Es inverosímil, pero fui testigo de un acto en que el gobierno estaba bien y el pueblo estaba mal, pero la razón se la dieron a una mujer que en estado inconveniente tomó su red social para imaginar algo totalmente falso.

Ahí, recordé mis primeras clases de Comunicación y el suceso de la narrativa en radio de Orson Welles y su famosa Guerra de Dos Mundos.

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Hoy tenemos demasiadas guerras como para armar otra más virulenta, la de censura, esa que paradójicamente da pie a que el gobierno otorgue razones para llamarlos de cualquier modo menos del que se debe nombrar.

El mejor remedio para evitar el daño posible ante un ataque es: hacer lo que se debe hacer a pesar de las críticas, esperando que el tiempo de la razón o dos, ignorar al que ataca considerándolo un fan más, el odio y envidia son naturalmente una admiración disfrazada de crítica. Seamos sensatos.

Publicado por
Redacción Quintana Roo