Un polo de desarrollo que impulsa bienestar para todos
Por Jorge Sanén
Cuando hablamos de desarrollo, solemos pensar en grandes obras, inversiones millonarias y cifras que llenan titulares. Pero el verdadero desafío es que ese desarrollo llegue a todos, sin exclusiones, y que se traduzca en bienestar real para las familias.
La reciente firma para la creación de un nuevo polo de desarrollo en Quintana Roo, encabezada por la gobernadora Mara Lezama, marca un paso importante en esa dirección. Este proyecto no es un anuncio más: es una estrategia para diversificar la economía, abrir nuevas oportunidades y fortalecer regiones que han estado al margen del crecimiento turístico y productivo.
Lo más relevante no son los nombres que participaron en la firma, sino el propósito que encierra: construir infraestructura, generar empleos dignos y promover un modelo que incluya la participación de las comunidades. Esto significa que no se trata de un desarrollo que llegue de arriba hacia abajo, sino de uno que se articule con la gente y para la gente.
El polo de desarrollo tiene el potencial de romper inercias históricas, llevando inversión y servicios a zonas que no han recibido la misma atención que los grandes centros turísticos. Diversificar la economía no es solo una recomendación técnica: es una necesidad para garantizar estabilidad y justicia social.
En este esfuerzo, el liderazgo de Mara Lezama es clave. Su visión ha sido clara: que la prosperidad compartida sea una política de Estado y no un eslogan. Que las obras y proyectos no solo se midan en metros cuadrados construidos, sino en familias que mejoran su calidad de vida.
Como legislador, me corresponde acompañar desde el Congreso este tipo de iniciativas, asegurando que cuenten con el marco jurídico y presupuestal necesario para concretarse. El desarrollo no se defiende solo con discursos, se respalda con leyes y con vigilancia para que se cumplan sus objetivos.
El reto ahora es claro: que este polo de desarrollo no se quede en el papel, que avance con transparencia y que la ciudadanía vea los resultados. La Cuarta Transformación nos ha enseñado que el verdadero éxito de un gobierno no está en inaugurar obras, sino en cambiar realidades. Y este proyecto, si se ejecuta con responsabilidad, tiene todo para lograrlo.