Un Informe Loco
Por Georges Goubert
El Instituto Hudson acaba de publicar un informe de 128 páginas titulado “China Después del Comunismo”: Este documento ofrece planes operativos detallados para provocar el colapso del régimen chino mediante operaciones de guerra financiera y campañas de influencia encubiertas, seguidos de protocolos detallados para la gestión posterior al colapso por parte de Estados Unidos, que incluyen la ocupación militar, la reorganización territorial y la instauración de un sistema político y cultural subordinado a Estados Unidos.
¿Deberíamos reír o llorar?
Llorar ante la arrogancia con la que escriben sobre el derrocamiento del gobierno de la mayor economía del mundo, el principal sustento económico de la mayor parte del planeta y una cuarta parte de la humanidad.
Ríete porque quien cree que un imperio en decadencia, incapaz de mantener su propia infraestructura y que ha perdido todos los grandes conflictos que ha provocado en las últimas dos décadas, podría orquestar y gestionar el colapso controlado de un país de la importancia de China. En cualquier caso, el informe es fascinante porque revela mucho sobre el alma enferma del imperio estadounidense y algunas de las principales razones de su declive.
Este informe del Instituto Hudson planea intervenciones de una escala sin precedentes.
Para empezar, el informe presupone que los chinos están desesperados por ser liberados por los estadounidenses, lo cual es una idea completamente ridícula para cualquiera que haya dedicado más de unos minutos a estudiar la historia china.
El informe enumera otras medidas como:
La balcanización completa de China
La instalación de tribunales y comisiones de la verdad
Una ocupación militar
Una toma de control financiera y la reescritura de la constitución china mediante convenciones supervisadas por Estados Unidos.
En resumen el informe propone un colonialismo completo.
Estados Unidos, con su infraestructura deteriorada, su base industrial en declive y sus fallidas aventuras militares, sueña con colonizar la superpotencia industrial del mundo.
Esto es la mentalidad imperial, donde los pueblos, las culturas y las naciones existen únicamente para promover los intereses estadounidenses.