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La nueva normalidad y la crisis que viene

Una de las economías que más va a tardar en recuperarse será sin duda la de Quintana Roo, considerando que es la entidad que más empleos perdió durante la pandemia, a consecuencia de la dependencia de la actividad turística como motor económico.

El golpe demoledor del Covid 19, a la industria turística de Quintana Roo, llevó al cierre de más de 100 hoteles a lo largo y ancho del territorio quintanarroense entre ellos, grandes complejos hoteleros que generaban más de 5 mil empleos.

Cadenas poderosas como Riu, Barceló, Iberostar, Athelier, Palace Resort, Oasis, Sandos, AM Resort, Excellence, Mayacobá, Meliá, NH, Bahía Principe, Royal Solaris, Occidental, Paradisus, Palladium, Princess, Catalonia, H10, Sirenis, Marriot,  Fiesta Americana, Hyatt Zilara, Blue Bay, Hard Rock, Le Blanc, Ritz Carlton y Vidanta entre otros sucumbieron al embate de la pandemia.

En el mismo orden cayeron, hoteles medianos y chicos como Sheraton, Westin Regina, Holiday Inn, Omni, Park Royal, City Express, Ramada, Crystal, Dreams, Emporio, Flamingo, Temptation y Royalton, entre otros también cerraron a causa de la crisis turística que derivó del coronavirus.

La pandemia provocó el despido de casi medio millón de trabajadores de la industria turística en todo el estado.

Hoteles, parque temáticos, restaurantes, centros nocturnos, comercios, marinas, transportadoras, aerolíneas, aeropuertos, puertos, transportistas, agencias de viajes, plazas comerciales, delfinarios, acuarios, tours operadores, rentadoras de autos y proveedores de la industria cerraron sus puertas dando pasó a miles de desempleos.

El destino que recibe a más de 23 millones de visitantes al año, se declaró en quiebra técnica, el turismo se esfumó y millones de divisas dejaron de llegar al Caribe mexicano.

La pandemia del Coronavirus, es considerada la peor crisis en la historia de los destinos de Quintana Roo, dejando quiebra de negocios, desempleo, hambre, muerte y desolación.

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Tras el paso de la primera etapa de la cuarentena provocada por el letal virus, llamada jornada de “Sana Distancia”,  que ha dejado más de 350 muertos y más de dos mil contagiados en la entidad y aún con el semáforo sanitario en rojo, autoridades buscan regresar a una nueva normalidad a pesar de los riesgos que ello representa.

El desafío es reabrir los negocios y los hoteles con medidas y protocolos que eviten un nuevo rebrote de la enfermedad, con medidas sanitarias que garanticen la salud de empleados y visitantes.

La reapertura turística de los destinos de Quintana Roo, no es un decreto, sino una afrenta con responsabilidad para evitar que esta se revierta en contra del propio destino.

El verano no será sólido, hoteleros abrirán paulatinamente y si al caso alcanzarán un 30 por ciento de ocupación.

En ese mismo porcentaje se irá recuperando el empleo, no todos volverán a sus centros de trabajo, habrá una “guerra” por los espacios laborales y muchos se quedarán fuera.

Para un gran número de empleados y empresas, la crisis se va a prolongar hasta fin de año.

No es ser pesimista, pero el retorno no será fácil, muchos comercios y hoteles no abrirán, otros tardarán en hacerlo.

Cancún y Riviera Maya han demostrado en pocos años tener cimientos fuertes, pero no podemos ocultar que la pandemia aniquiló a muchos negocios y a otros les dejó secuelas.

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El regreso reitero, no será fácil, habrá que luchar contra la crisis económica, con la llegada de turismo  a cuenta gotas, contra el mismo miedo de la pandemia, y los riesgos de contagio, la psicosis, el nuevo trato al visitantes, las nuevas medidas sanitarias y todo lo que rodea a la nueva normalidad.

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