POR DIEGO ELÍAS CEDILLO
Curiosamente hace 18 años, Michael Phelps rompía el récord mundial en su ámbito y se despedía de los campeonatos con cinco medallas de oro, demostrando con su ejemplo que el secreto del éxito se basa en constancia y esfuerzo. Ideología replicada en el libro “Outliers: The Story of Success” de Malcolm Gladwell, o parecida a la victoria del golfista mexicano Abraham Ancer, en su primer campeonato del PGA Tour.
Sin embargo, ante lo anteriormente expuesto, la incógnita verdadera sería, ¿qué le pasó a la titular de la CONADE, Ana Gabriela Guevara en Tokio, Japón?
¿Será acaso que los nulos resultados de la ex-medallista recomendada por el Gobernador electo de Sonora, Alfonso Durazo, estén manchados por tintes semejantes a lo ocurrido en la aduana de Matamoros?, pues resulta que, en la oficina a cargo de Horacio Duarte, se registró un suceso en el cual un funcionario solicitaba el 10% del valor de la mercancía.
Ante tales hechos, todo parece indicar que lo dicho por el presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre barrer las escaleras de arriba hacia abajo es más que indispensable, no obstante, se mantiene la duda si en algunas oficinas aún queda el tufo de las administraciones pasadas, o de exfuncionarios con dudosa reputación, como podría ser el caso de Ricardito Peralta, quien para infundir autoridad no vacilaba en cargar detrás de su saco, su arma corta.
Por lo menos queda el consuelo que en San Lázaro y el Senado, ya les quedó claro el mensaje de acabar con la corrupción y se aprobó que en el segundo periodo extraordinario se dialogue sobre el desafuero de Saúl Huerta y Mauricio Toledo, ¡enhorabuena!
POST-IT Ante el anuncio de mi amigo el -aún- diputado, Sergio Mayer sobre su interés en competir por la Jefatura de Gobierno, se ha dado inicio al banderazo de salida sobre el enigma de quién será la o el competidor de la principal fuerza política en el país.
Pues está claro que la candidata de Morena, será Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Seguridad Federal, o podría ser Martí Batres u Omar García Harfuch, ahora sí que ¡hagan sus apuestas!