En su última visita a Quintana Roo el presidente López Obrador expresó que el exgobernador Mario Villanueva debe ser beneficiado con la medida cautelar de prisión domiciliaria ya que “ya estuvo mucho tiempo en la cárcel y está enfermo y grande”, manifestó también que su gobierno tratará de ayudar a éste fin; dijo también; “Tiene la protección del juez y nosotros consideramos que es justo que esté en su domicilio, en su casa, porque ya es una persona mayor, es una persona enferma. Nosotros vamos siempre a procurar ayudarlo a él”.
El ingeniero y exgobernador ya pasó más de 19 años en prisión, es un caso muy especial, luego de tantos años no ha perdido la aceptación y empatía con el mayor número de ciudadanos en Quintana Roo; la historia del Estado luego fue marcada por gobernadores saqueadores, corruptos, sin el menor cariño por estas tierras; Félix González Canto, Roberto Borge y Carlos Joaquín.
El Congreso local ha solicitado dos puntos; que ayude a que se otorgue la prisión domiciliaria, que será decisión del Poder Judicial Federal, péro que no se ha podido por ser impedida por los Ministerios Públicos de la Fiscalía General de la República y, -otra vía- es que se otorgue la libertad por medio del indulto presidencial, para el presidente que tiene todas las facultades constitucionales y del Código Penal Federal. Si hay la voluntad presidencial es necesario mover la maquinaria en dicha dirección.
El 12 de diciembre de 2019 la entonces secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero recibió de parte de los senadores Cristóbal Árias, Marybel Villegas y 70 senadores más una carta dirigida al presidente López Obrador para solicitar la liberación de Villanueva en base a razones humanitarias; en septiembre del mismo año el Congreso local de Q. Roo, hizo la misma petición sin embargo aún se encontraba pendiente una apelación promovida por la Fiscalía General de la República y era entonces conveniente esperar la resolución de los tribunales.
Hoy ya no está Olga Sánchez Cordero, ni Julio Scherer, el camino podría ser más despejado, y la intención expresa del presidente Obrador pudiera agilizar una solución acorde, definitiva.