POR: JULIÁN AGUILAR ESTRADA
TWITTER: @JulianAguilarE

“Lugar donde brilla el sol de la Libertad y corren los aires de la Esperanza” así pudo describirse el lugar de las blancas arenas y mar azul turquesa, durante sus primeras décadas después de la creación de Cancún; el paraíso tocado por la mano de Dios y después por la mano del ser humano.

Multiculturalidad, su principal identidad; modernidad en su diseño arquitectónico, su característica de ciudad; turismo nacional e internacional, su fortaleza y las puertas abiertas a las oportunidades, su mayor atractivo equiparable a un magneto con mucha fuerza y cobijo también.

¿Qué le ha pasado a nuestra ciudad? ¿En qué la hemos convertido?, al ser un lugar equiparable con el paraíso, ahora para muchos se ha convertido en un infierno, al ser el lugar de las libertades, para muchos se ha convertido en la ciudad de las rejas y así vivir con un poco de más seguridad, la cual se ha ido perdiendo últimamente en nuestro querido Cancún.

Al transitar por algunas calles y zonas variadas de la ciudad, ya no es poco común ver que además de la reja que hay en la mayoría de las viviendas, también hay muchos fraccionamientos que cuentan con filtro se seguridad al ingresar y después en cada privada hay otra caseta de seguridad más, lo cual al ser zonas habitacionales nuevas, se ofrece como un beneficio que eleva el precio de las viviendas, además; pero lo más extraño de análisis es que en las zonas antiguas de Cancún o primeras zonas habitacionales como Sm 15, 50 o 501 por ejemplificar algunas, ya se puede ver la instalación de rejas y más rejas y más y más y más.

Pero más allá de señalar o mencionar lo negativo, que no es el fin, lo más importante es analizar como pasamos de las condiciones de tranquilidad y libertad a intranquilidad y enrejados; vivir tras las rejas ha de ser sinónimo de prisión, de estrés y de inseguridad, lo que a todos perjudica emocional, física y psicológicamente, provocando medidas como las que se han mencionado y que el mensaje que se envía hacia el exterior tampoco es algo que ayude en mucho para la fortaleza del destino turístico más importante de Latinoamérica y además, nuestra casa.

Cancún puede convertirse en el destino turístico que está llamado a ser, así, imponente, atractivo, seguro, sustentable, moderno, limpio, dinámico en su economía y prometedor para las nuevas generaciones, solo que es necesario contar con un plan que genere las condiciones propias de una ciudad con esas características, un plan maestro que se ejecute a corto, mediano y largo plazo y lograr vivir en libertad y no tras las rejas.