Sin desperdicio alguno el pensamiento del grande, Nelson Mandela, con el cual coincido totalmente en su afirmación de que “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. La educación es el gran motor del desarrollo personal.

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Es a través de la educación que la hija de un campesino puede llegar a ser médico, que el hijo de un minero puede llegar a ser cabeza de la mina, que el descendiente de unos labriegos puede llegar a ser el presidente de una gran nación.

No es lo que nos viene dado, sino la capacidad de valorar lo mejor que tenemos lo que distingue a una persona de otra.”

Lo que faltaría describir u ofrecer es el cómo lograr que esto suceda en la época actual y es que se ha pasado de la pedagogía tradicional a la pedagogía constructivista, luego la enseñanza por proceso, se ha diversificado y facilitado la educación  en formas variadas, pasando de la presencial a semipresencial, sistema abierto, a distancia y cada modelo o sistema tiene sus beneficios aplicables a un segmento que aprovecha y avanza en el logro de sus metas.

Sin embargo hay aún un gran reto que cada día es mayor cuando se enfrenta el profesor con la gran cantidad de distractores desde emocionales, físicos y tecnológicos, que cada día hacen más interesante y en ocasiones complejo, atraer, mantener y motivar a los estudiantes en sus diferentes niveles.

Hay un gran número de profesores, maestros, instructores y catedráticos que aplican muy bien ese dicho de hacer circo, maroma y teatro con tal de lograr que los objetivos del proceso enseñanza-aprendizaje se cumplan y es que pareciera que traen un gen diferente que les permite hacer de todo, bailar, cantar, jugar, salir del aula y usar los pasillos, jardines, parques, áreas públicas, organizan viajes de estudio, eventos como simposio, conferencias, congresos, foros, y muchas actividades más que contribuyen a la formación de los educandos, muchos les llaman locos, … “estás loco por organizar tantas actividades, si por eso no te pagan”…

Esos locos por la educación, son señalados, criticados y muy pocas veces reconocidos, pero son los que se suben al escritorio, organizan círculos de estudio, mesas redondas, debates, exposiciones y trabajos en equipo, sin que esto les represente un ingreso extra, más allá de la gran satisfacción de ser recordados por algunos de sus estudiantes y en ocasiones reconocidos por los seres queridos.

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Estás loco si quieres estudiar para maestro, le dijo un padrino a su ahijado, siendo él maestro y le dio muchas razones para convencerlo de que tenía la razón. Pocos son los que sin pasión, lograrían dignificar su vida como maestros, pero muchos son los que con esa gran pasión, transforman la vida de miles de seres humanos que tuvieron la fortuna de encontrarse en el camino de la educación como motor del desarrollo personal y el arma más poderosa para mejorar al mundo.

A esos locos, muchas gracias.

Publicado por
Julian Aguilar