POR: JULIÁN AGUILAR

La vida siempre nos da sorpresas, aunque no siempre nos sorprendemos; la vida nos da abundancia, aunque no siempre la valoramos; la vida nos da experiencias, aunque no siempre aprendemos; la vida nos da regalos, aunque no siempre los aceptamos; la vida nos da amigos, aunque no siempre los disfrutamos; la vida nos da oportunidades, aunque no siempre las tomamos y así hasta que llega lo inesperado y entonces queremos todo aquello que la vida nos daba o nos dio, aunque pudiera ser demasiado tarde.

Esperar es tener la esperanza de lograr o de que se realice algo que se desea. Creer o saber que sucederá una cosa, por lo tanto, lo esperado es aquello que se desea que ocurra o se planeó para que suceda en un momento determinado o lugar en tanto que lo inesperado seria aquello que ni se planeó lugar o acontecimiento, pero sucede.

A veces lo inesperado puede ser algo que beneficia o puede perjudicar, algo positivo o algo negativo, para lo cual no se hizo esfuerzo alguno y tampoco se trabajó en su realización y es entonces cuando se hacen expresiones de buena o mala suerte, se puede atribuir a un ser superior o en su caso atribuírselo al destino, pero lo inesperado es precisamente un acontecimiento que te saca del estado normal de las cosas y de los planes.

Hay tantos eventos inesperados que en muchas ocasiones nos ayudan a valorar y reflexionar sobre aquello que jamás nos imaginamos, pues en la mayoría de las ocasiones nuestros planes dan por hecho que mañana estaremos bien, tendremos trabajo, comida, comodidades, a los seres cercanos, estamos seguros que saldrá el sol y que estaremos disponibles para ir a la playa, que seremos y estaremos donde pensamos que estaríamos y de repente, algo cambia de manera inesperada.

Inesperado fue ese accidente en el que trajo como víctima a un familiar, ese virus que afectó y contagio a millones de personas, la noticia de una enfermedad que tienes y desconocías, un embarazo sin buscarlo, la visita de un familiar que no avisó, la sonrisa de alguien desconocido, la lluvia durante un día soleado y tú en plena calle, una llamada para un nuevo empleo, un amigo reportándose, encontrarte dinero tirado en la calle, el amor a primera vista y tantas cosas inesperadas que cambian y transforman vidas y momentos.

Ante lo inesperado hay que expresar las emociones, evitar reaccionar abruptamente, en la medida de lo posible que la generación de pensamientos posteriores a lo inesperado, sean positivos, aprender de cada experiencia y momento, ser resiliente y sobre todo disfrutar al máximo porque seguramente jamás se repetirá ni la buena experiencia ni la oportunidad. Inesperado puede ser ver un título que sugiera algo de Inmunidad y se hable de lo inesperado.