Todos los seres humanos deberían tener un plan que permita contar con un rumbo fijo y canalizar todos los esfuerzos y recursos hacia ese propósito y su realización; incluso, aunque al final del camino pudiera ser erróneo.

Pero mientras tanto, se tiene un enfoque claro hacia dónde ir y en el camino de la construcción hay un gran aprendizaje. Si lo anterior debiera pasar con cada individuo que habita la faz de la tierra, no tendría por qué ser diferente cuando hacemos referencia a una familia, empresa, sociedad y holísticamente hablando, hasta el último holo conocido o por conocer.

Debería tener un plan y probablemente ya existe y solo en las esferas más cercanas al ser humano es donde tendría que hacerse conciencia de ello, es decir, es donde debe trabajarse para actuar en consecuencia. Pero con un enfoque muy específico y claro.

¿Hacia dónde vamos como ciudad o municipio? Y con sensatez, tal vez haya muy pocos o ningún ser humano que pueda responder esta pregunta, porque se desconoce, aunque tal vez exista un plan claro del rumbo que lleva nuestra ciudad y municipio. Decía Henry Ford: “Es preferible tener un plan, aunque sea equivocado, a no contar con él”.

Y coincido, debido a que cuando se tiene un plan y líneas de acción, se pueden canalizar todos los esfuerzos y recursos, en un orden de prioridades y con sentido de bien común; donde todos o casi todos encuentra una lógica a cada acción y decisión, donde cada recurso invertido tiene beneficios para la mayoría, ya sea a corto, mediano o a largo plazo.

La propuesta es que se elabore un plan a largo plazo, a 30 años, segmentado en trienios, para lograr su consolidación; un plan en el que participen todos de manera ordenada y generosa, para su construcción con características de inclusión, sustentabilidad, modernidad, movilidad, urbanidad, conectividad y desarrollo sostenible con base en derechos humanos.Si se logra este plan, lo más probable es que se logre su realización y si se logra realizar, lo más probable es que el beneficio sea para todos.

Publicado por
Julian Aguilar
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