Una vez que se diseñó un plan para la gestión del cambio, así como una estrategia de comunicación efectiva y el desarrollo de una visión amplia del proyecto, se requiere poner manos a la obra, poner en acción el plan estratégico de gestión para el cambio. Y esa etapa es la que realmente requiere del máximo profesionalismo y completa atención.
Contar con una visión es muy útil, ya que permite conocer cuál es el resultado ideal, lo cual ayuda a priorizar elementos específicos del plan. Cuando se trata con un grupo más grande o una organización, es necesario reunir un equipo de gestión del cambio como ayuda para diseñar una transición sin problemas.
Siempre cabe la posibilidad de una resistencia ante el cambio. Al evaluar las reacciones negativas y prepararse para éstas, es posible que se esté mejor capacitado para resolverlas de forma rápida y positiva.
Hay que considerar estrategias para tratar la resistencia al cambio, tales como predecir motivos de resistencia, incluir en el plan pasos para tratar la resistencia y dar a los interesados oportunidades para participar en aspectos del proceso.
Si una persona demuestra una fuerte oposición al cambio, háblale en privado; permite que haga preguntas y exprese sus preocupaciones antes de ofrecer una respuesta. La misma estrategia funciona cuando un grupo de personas se opone al cambio; se les podría invitar a realizar una reunión en un lugar privado y dedicar bastante tiempo para formulación de preguntas y deliberación antes de ofrecer una respuesta.
Hay que dar importancia a la comunicación directa con las personas y grupos que muestran resistencia; después de que se haya concedido tiempo para realizar preguntas y expresar inquietudes, revisar los motivos del cambio. Si toda la información que se brinda no logra ayudar a que una persona o grupo avance en el proceso de cambio, tal vez sea necesario negociar; cuando se necesite negociar es fundamental tener claridad en el tema de gestión del cambio, tener presente por qué se necesita el cambio y cómo puede afectar a otras personas, así como una visión clara de los beneficios del cambio.
Dar a las personas participación en el cambio que los afecta es un paso importante para crear una relación positiva en torno a la idea del cambio. Cuanto mayor sea la participación de los interesados en el cambio, más exitosa será su implementación.